martes, 31 de enero de 2012

Entrevista con el abogado de Joaquín Pérez Becerra.



Solidaridad con nuestro compañero detenido en las cárceles del régimen narcoparamilitar colombiano

lunes, 30 de enero de 2012

domingo, 29 de enero de 2012

Carta al hermano y camarada Julián Conrado, por Dax Toscano

 Precioso paisaje de Inti Malawi


Quito, 24 de enero de 2012

Querido hermano, amigo, ¡Camarada!

Recuerdo que fue en la década de los ochenta del siglo pasado cuando mi padre me hizo escuchar por vez primera las canciones del cantor del pueblo, Alí Primera. El primer álbum que escuche con atención fue “Al pueblo lo que es del César”. Yo tenía para ese entonces unos 8 o 9 años. Nací en el año 1974, década en la cual América del Sur fue víctima de las brutales dictaduras fascistas planificadas por EEUU y ejecutadas por sus gorilas. Más adelante mi padre llevó a casa el álbum “Abrebrecha” a través del cual conocí a Bolívar con la maravillosa “Canción Bolivariana”. Luego de un tiempo descubrí algunos discos más del cantor del pueblo, los mismos que luego los haría parte de mi colección despojándole a mi padre de ese material. Él, no se molestó. Tal vez sintió que era lo más apropiado dejar que se fueran esos materiales para seguir consolidando mi conciencia revolucionaria a través de la música. Claro que no fueron los únicos discos, en ese entonces de acetato, que le despojé. Intillimani, Quilapayún, Víctor Jara, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Piero, Facundo Cabral iban llenando mi “colección”, mientras que el lugar donde de mi padre guardaba la música latinoamericana iba quedando vacío. Más adelante me puse medio romántico y empecé a despojarle de los discos de Roberto Carlos o José José, pero ese es otro cuento.

Ahora, haciendo un balance de esos años, llego a la conclusión que me hice revolucionario gracias a la música. Grababa casetes con variedad de intérpretes y cantautores. Le ponía mucho empeño a esa tarea. Fue Alí Primera, Carlos Puebla, Silvio Rodríguez, Víctor Jara, Patricio Manns, Mercedes Sosa entre tantos y tantas, quienes me hicieron concienciar sobre la explotación social, la opresión, la persecución de las dictaduras, la voracidad del imperialismo yanqui y, sobre todo, del combate de los pueblos por su liberación.

Para ese entonces estaba muy pendiente de la situación revolucionaria en El Salvador, la patria de Roque Dalton. Parecía, que al igual que en Nicaragua, la revolución iba a triunfar.

Nicaragua, asediada por los criminales imperialistas, resistía victoriosa la agresión de la administración del actor de cuarta categoría Ronald Reagan, quien a través de sus mercenarios, financiados con el dinero de la droga, atacaba al pueblo de Sandino.

Mi sueño era, en aquella época, conocer Cuba. Cuando jugaba con la pelota en el patio de mi casa siempre imaginaba encuentros entre EEUU y Cuba, en los que por supuesto siempre salía derrotada la selección gringa. Era la forma de expresar mi antimperialismo.

Ya en el año 1992, cuando en Miami la mafia contrarrevolucionaria de la gusanera alistaba maletas para retornar a la isla porque imaginaban narcotizados la caída de la Revolución, tuve la oportunidad de viajar a la patria de José Martí, de Camilo, de Fidel y del Che. Por supuesto que el Che era argentino, pero también cubano, congolés, boliviano, peruano porque era un internacionalista revolucionario.

Mi cuarto estaba lleno de posters del Che. Ya en ese entonces me había apropiado de sus obras escogidas en 9 tomos que mi padre, muy pacientemente, terminó cediéndome.

Al escribirte estas palabras, me doy cuenta cuanto mi padre aportó en mi formación política. ¡Gracias, viejo querido!

En la década de los noventa el llamado “socialismo real” se vino abajo. Vi con asco como muchos que se decían comunistas se pasaban al bando de nuestros enemigos y como muchos empezaban a dejar de hablar de la revolución y a venderse por un puesto en los parlamentos burgueses.

En Cuba vi la dureza del bloqueo, la situación realmente era difícil, pero al mismo tiempo también aprecié la valentía de ese pueblo digno y soberano, así como la genial dirección política de Fidel.

Luego viaje varias veces a Cuba, que todavía hoy, pese a sus dificultades, constituye un faro que ilumina a los pueblos de América y el mundo. Con ella estamos y estaremos por la construcción del socialismo, por el que luchó el Che y continúa luchando Fidel.

La batalla en la cual pude apreciar la fortaleza de Cuba fue la lucha por el retorno de Elián González. ¡Cuánta entrega!, ¡cuánta dedicación! sin arredrarse, sin claudicar un solo momento. Pronto los cinco héroes encarcelados en EEUU por luchar contra el terrorismo también retornaran a su patria. Así lo dijo Fidel y así será. René, Antonio, Gerardo, Fernando, Ramón un abrazo fuerte hermanos revolucionarios.

Así actúa el imperialismo querido Julián con quienes como tú, luchan por un mundo mejor. Por ello se ensañaron con Simón Trinidad y lo condenaron a 60 años de prisión. Ese hombre, como dijo Jorge Enrique Botero, es de verdad de hierro.
¡Qué ejemplo de seres humanos! ¡Gracias hermanos por su dignidad!

Eso eleva todavía más la moral para el combate y la lucha por un mundo mejor.

A finales de la década de los 90 gana las elecciones Hugo Chávez. ¡Que efervescencia revolucionaria! ¡Qué alegría hermano! Fukuyama y sus secuaces del Pentágono que pretendieron vender sus teorías del fin de la historia, una vez más quedaban en ridículo.

Ya para ese entonces mi formación política se había acrecentado. Mi odio hacia el imperialismo se hizo más fuerte y mi amor por la causa del pueblo, del socialismo más profunda.

Fue en el año 2006 cuando tuve oportunidad de contactar con el marxista vasco Iñaki Gil de San Vicente. Un imprescindible, como diría Bertolt Brecht. Aunque él no es hombre que acepta homenajes, Iñaki es mi maestro. A él debo mi formación política y humana actual. Una anécdota hermano: alguna vez le propuse participar en un concurso de ensayos políticos, el premio creo era de unos mil dólares y yo animoso le escribo diciéndole que de seguro él lo ganaría. Su respuesta fue que un verdadero comunista no mercantiliza su conocimiento. ¡Qué lección política y de vida camarada! Luego nos conocimos personalmente, él pudo viajar a Quito y nos montaron una persecución tenaz las fuerzas represivas. Y los sicarios de tinta inventando historias falsas. Fue una gran experiencia, porque en medio de la tensión, él mantuvo la calma y siguió la actividad que teníamos prevista. Militante vasco, marxista-leninista, bolivariano. Así es Iñaki.

Fue en la primera década del 2000 que empecé a acercarme a ustedes querido hermano. No tenía sino conocimientos superficiales de la lucha revolucionaria en Colombia. Cuando era un niño, las acciones que más me impactaron fueron las llevadas a cabo por el M-19. Vagamente tengo recuerdos de las imágenes televisivas cuando el ejército tomó el Palacio de Justicia para supuestamente “liberar” a la gente en poder de  un comando guerrillero del M-19. Hoy ya sabemos que fue un crimen perpetrado por el Estado colombiano.
La imagen de Camilo Torres también estaba presente entre nosotros. Pero, te soy honesto, casi nada sabía de las FARC-EP.
En el año 2005 nació mi hijo Fidel Camilo, este 26 de enero cumple 7 años. Es un buen niño, tiene muy lindos sentimientos y ahora le gusta mucho la música fariana. Es mi inspiración, mi todo. Me gustó mucho la letra de tu canción  “Alrededor del amor”. Me hace pensar en mi hijo siempre y en la necesidad de acabar con esta porquería de sistema capitalista. “Quisiera ver la tierra dando vueltas como un caramelo, mirar los niños con una sonrisa de sabor a miel...” Muy linda Julián, gracias por esa canción.
Entonces, transcurridos 3 años desde su nacimiento, el ejército criminal colombiano, con apoyo de los gringos y del sionismo israelí, lanzó un cobarde ataque a un campamento de las FARC-EP en Angostura, territorio ecuatoriano. El comandante Raúl Reyes fue asesinado conjuntamente con otros guerrilleros y un grupo de estudiantes mexicanos. Los criminales de Uribe y Santos se regocijaban. Su podredumbre humana se conoció a través de sus mentiras, de su alevosía, de su cobardía, de su cinismo.

Cuando eso sucedió, muchos te dieron por muerto. Incluso escribí un artículo en el cual señalaba, en una primera versión del mismo, que tú también habías sido asesinado. El muerto era el ecuatoriano Franklin Aisalla,  con quien te confundieron querido amigo. Mi artículo se tituló: “EEUU dirige los crímenes perpetrados por el Estado colombiano”. Fue en ese momento de tensión en el que, al ver la prepotencia gringa y de la oligarquía colombiana,  me acerco más a las FARC-EP.

Antes había visto con mucho agrado el documental de Pablo Alejandro e Ybes Villon, “Cincuenta años de monte”. Por acá un compañero me hizo llegar una revista Resistencia Internacional, la cual la leí completica. Comencé la búsqueda de materiales de video y encontré cosas muy interesantes en el transcurso de estos años. “Guerrilla Girl”, “Río Chiquito”, “El Plan Colombia”, “El baile rojo” documental donde se hace una explicación de los asesinatos perpetrados por el Estado colombiano contra los militantes de la Unión Patriótica.

En un viaje a la hermana República Bolivariana de Venezuela presencié el “estreno” del documental “FARC-EP La insurgencia del siglo XXI”. Ya para ese momento, debido a mi actividad como periodista había podido entrevistar a Jesús Santrich y Rodrigo Granda. ¡Qué excelente experiencia camarada! Para ellos mi abrazo fraterno, querido Julián. Igual para Iván Márquez, para Lucía.  La modestia, la alegría permanente que irradia vida, la certeza en la victoria popular, es lo que les caracteriza.

Santrich, te cuento Julián, es otro de mis grandes maestros. Me encanta la poesía que escribe y la paciencia que tiene para enseñar las cosas. Mucho he aprendido a través de ustedes.

A las guerrilleras y guerrilleros farianos les guardo siempre en mi corazón.

Una de las cosas que más me ha impactado es la entrevista que hiciera Dick Emanuelson a Lucero Palmera, la bellísima Lucero, como diría Simón Trinidad. Muy linda, ejemplo de la mujer fariana. Convicciones profundas y una implicación tenaz en la lucha. Y no es un caso excepcional, en la Internet encontré una entrevista a Cathrine Millér, que fue asesinada en el campamento de Raúl. ¡Qué lindas palabras de la camarada! Ella explicaba el amor guerrillero, ese amor verdadero que no está interesado en ropas finas, en cosas superficiales, sino en la lucha por un mundo mejor. Como la de tu canción “Con el mismo amor”, dedicado a tu estrellita guerrillera, la misma que he dedicado a mi compañera.

Entonces mi hermano querido empiezo a profundizar en el estudio de la historia de Colombia y de la insurgencia revolucionaria. Y me doy cuenta de la terrible guerra que el Estado colombiano lleva adelante contra ustedes. ¡Cuánta mentira! además. ¡Cuánto engaño! sobre las FARC-EP, hermano.
Escribí un librito que dedique a Manuel, a Iván y a Raúl ejemplo de combatientes revolucionarios. Se llama “La Industria mediática, la alienación y los procesos de transformación revolucionaria en América Latina”, donde desmonto algunas patrañas mediáticas y propagandísticas contra la insurgencia fariana.  Hoy estoy escribiendo un librito exclusivamente sobre el terrorismo mediático contra las FARC-EP.

Miserables son quienes difunden tanta mierda contra las y los revolucionarios farianos.

Las FARC-EP a más de constituir un ejemplo de consecuencia e implicación con la causa de la revolución y el socialismo, son ejemplo en el rescate de la memoria histórica, de nuestros insignes luchadores y luchadoras. Son arte como lo demuestran las hermosas pinturas de Inti Malawi o tus canciones, las de Cristian Pérez, las de Lucas Iguarán y las poesías de Jesús Santrich. Son, asimismo, parte fundamental en la elaboración de un cuerpo teórico-político indispensable para comprender nuestra realidad, pero sobre todo para transformarla. Eso lo demuestran los análisis que permanentemente han realizado los Comandantes Alfonso Cano, Iván Márquez o Timoleón Jiménez, como en su época lo hiciera Jacobo Arenas. Las FARC-EP son al mismo tiempo un ejército revolucionario que lucha contra el enemigo número uno del género humano, los EEUU, como dijera el Che. Manuel Marulanda, el viejo querido, Jorge Briceño, el querido Mono Jojoy, fueron grandes estrategas político-militares, invencibles como lo fue el gran general Vo Nguyen Giap.

Todo esto, querido hermano, además de otras cosas, han fortalecido mi decisión de estar junto a la insurgencia colombiana, con mi apoyo solidario, pese a que también nos pretenden criminalizar. No hacerlo, sería claudicar frente al miedo y al discurso de los opresores. Yo estoy con ustedes, desde mi trinchera de combate, el periodismo y la actividad académica. Como se dice, con ustedes estamos pa las que sea.

Ahora estas pasando por una situación difícil. Lo lamentable es que dicha situación es el resultado de acuerdos realizados entre el gobierno criminal colombiano dirigido por Santos y el gobierno de Chávez. Igual situación pasó el camarada Joaquín Pérez Becerra quien está recluido en una cárcel colombiana, a quien se le hacen acusaciones que nada tienen que ver con la realidad. Estos miserables fascistas del régimen colombiano criminalizan la lucha social. Hoy quieren a toda costa que te extraditen a Colombia para de seguro luego mandarte a EEUU, donde sus amos. Ellos, los responsables de los falsos positivos, de relaciones permanentes y no terminadas con las fuerzas paramilitares que ellos mismos financiaron y apoyaron, autores de crímenes de lesa humanidad, vinculados al narcotráfico y subordinados al imperialismo quieren acusarte a ti, cantor del pueblo, luchador social, de lo que ellos hacen. ¡Miserables!

La solidaridad ha sido evidente en tu defensa. Esos miserables fascistas pensaron que ibas a quedarte solo. No es así camarada. Estamos contigo. De mi parte, cuentas con todo mi apoyo hermano. Estoy seguro que venceremos. ¡Tienen que ponerte en libertad y concederte el asilo político!

Resiste Julián, aunque sé que no es necesario decirte esto, porque tú estás en el sitial del ser humano nuevo del que habló el CHE. Eso sí, ¡cuídate mucho!

Y muy pronto, cuando estés libre, de seguro nos encontraremos para conversar y darte un fuerte abrazo. Te pido, si te es posible, le escribas un mensaje a mi pequeño hijo Fidel Camilo, quien a sus siete años ya conoce de la insurgencia colombiana y de seguro, con los principios y valores revolucionarios que conscientemente vaya forjando a lo largo de su vida, harán de él un militante comunista. Él también te manda un fuerte abrazo.

Hasta pronto querido Julián. Y no dejes de componer tus maravillosas canciones y tu linda música. “La tierra tiene que girar alrededor del amor y la justicia va a brillar”.

¡Hemos jurado vencer, venceremos! 

Dax Toscano Segovia


Narcoterrorismo, Rangel Silva y Julián Conrado. Tamanaco de la Torre, Coordinadora Que no calle el Cantor


Julián Conrado, para los verdaderos beneficiarios del narcotráfico, la oligarquía apátrida colombiana que representa a los EEUU, es “un narcoguerrillero”, igual que nuestro general Rangel Silva, un militar vinculado a los “narcoguerrilleros”, lo dicen sus medios con insistencia repugnante...
Política Gebeliana colombiana/EEUU.
Dignidad y ética soberana vs. Chantaje santanderiano de EEUU
Narcoterrorismo, Rangel Silva y Julián Conrado.
 
Narcoterrorismo, Rangel Silva y Julián Conrado

Por Tamanaco de la Torre

La jauría fascista colombiana, al mejor estilo “gebeliano”, con el diario El Tiempo, de la familia Santos a la cabeza y CNN, pretenden - a días de la audiencia pública en el TSJ el primero de febrero, en la que debe decidirse sobre la improcedencia legal de la extradición de Julián Conrado -, arreciar la campaña de opinión según la cual el Alí Primera del pueblo colombiano, es un temible y peligroso terrorista, torturador, asesino y narcotraficante. Ese “desaforado narcoterrorista cantor de la Farc-ep” que pintan, es el mismo guerrillero cantor que todos conocimos, o hemos conocido ahora, luego de su insólita detención ilegal, el 31 de mayo de 2011, en “operación conjunta de captura”, entre “autoridades” colombianas y venezolanas, es el mismo que le cantó y canta a la revolución bolivariana y a su Comandante Chávez  “Sin tanto perendengue”; él que le cantó y canta a los pajaritos con “El cantor”; o se burla jodedoramente de los militares fascistas colombianos q asesinan a su pueblo “El General Bocón”.
Julián Conrado, para los verdaderos beneficiarios del narcotráfico, la oligarquía apátrida colombiana que representa a los EEUU, es “un narcoguerrillero”, igual que nuestro general Rangel Silva, un militar vinculado a los “narcoguerrilleros”, lo dicen sus medios con insistencia repugnante hasta la saciedad, con lo que imbéciles e ignorantes lo repite, incluso lo más triste, por algunos funcionarios del “alto nivel bolivariano”.
Todos sabemos que de cada 100 dólares que produce el “negocio de la heroína o la cocaína de exportación”, 96 dólares son manejados por la inmensa “lavadora” de dólares del Sistema Financiero Internacional controlado por EEUU y algunos bancos europeos. Los otros 4 dólares sobrantes del oprobioso negocio de las drogas, son para el pago de campesinos, red de distribución y tráfico. No obstante para la maquinaria gobeliana de infamias para la opresión, los narcotraficantes son nuestros pueblos y sus economías cuando ellos no las controlan, los narcotraficantes son los que nos oponemos a su saqueo y al terrorismo de Estado de sus gobiernos lacayos. Los Estados en procesos liberadores y antimperialistas como Ecuador, Bolivia y Venezuela, entre otros, son cómplices o actores conjuntos del “narcoterrorismo insurgente”.
El Comandante Chávez ha sabido enfrentar con dignidad a la jauría colombo/yanqui con sus pretensiones de descalificar, “descertificar”, por narcoterrotista a nuestro proceso, enfrentar las inclusiones de dirigentes valientes bolivarianos civiles y militares incluidos en las “tenebrosas” listas del Departamento del Tesoro de los EEUU.
El Comandante Chávez ha venido ejerciendo su ética bolivariana y soberana nombrando a Rangel Silva, sin espavientos ante el chantaje imperialista.
Ahora le toca a la justicia venezolana, a través de su Tribunal Supremo de Justicia y del Ministerio Público. El primero de febrero, a las 10 am, en la primera Audiencia Pública tienen la oportunidad de reafirmar la vigencia de nuestro andamiaje legal y constitucional, nuestra soberanía, y la ética bolivariana, rechazando la pretensión ilegal de extradición de Julián Conrado, combatiente bolivariano, que simplemente ha venido a nuestro país en busca de un territorio en paz para curar las secuelas de la guerra en su salud; guerra continuada desde el primer intento de resistencia aborigen a la invasión española y de la primera independencia bolivariana, traicionada por el santanderismo apátrida.
El crimen organizado no debe quedar nunca impune, particularmente cuando el crimen se organiza en Estado, como en el caso colombiano.
Reafirmemos la ética bolivariana y nuestra soberanía.
¡El miércoles 1ro de febrero todos al Tribunal Supremo!
¡Vamos a su encuentro!
¡Libertad y refugio para Julián Conrado!
¡Amando venceremos!


Materiales y videos de consulta:

La ética de la justicia vs. la 'cordialidad' diplomática. Este miércoles estará en juego en el TSJ de Venezuela la libertad del cantor Julián Conrado y la hermandad bolivariana VS el santanderismo y la violación al DIH.

 


Momento crucial: Julián Conrado ante el Tribunal Supremo, por Arturo Ramos R.

Libertad y asilo político para Julián Conrado

Nuevamente llega el momento de la movilización. Este miércoles primero de febrero, puede decidirse finalmente la suerte futura de Julián Conrado, en la audiencia pública que le fijó el Tribunal Supremo venezolano luego de 8 meses de su secuestro, en operación conjunta de las fuerzas de seguridad colombianas y venezolanas. Se ha insistido hasta el cansancio en la ilegalidad y vicios del proceso con el cual, el gobierno colombiano pretende extraterritorializar la llamada Política de Seguridad Democrática(1.-), decidida por el Departamento de Estado norteamericano y con la cual se pretende exterminar, no solo a la insurgencia guerrillera sino a los sectores que, en Colombia, se oponen a la injusticia, demandando reivindicaciones y respeto a los derechos del sufrido pueblo hermano, en guerra desde hace 60 años.
Los que defendemos los derechos del artista encarcelado no tuvimos que hacer mucho esfuerzo para develar las triquiñuelas y mentiras del Estado colombiano en su saña persecutoria. La sucesión de torpes y fantásticas acusaciones contra el cantante dejó al descubierto, una vez más, la impune maquina represiva del país vecino, la cual, al parecer, se excedió en el desprecio por el sistema jurídico venezolano, violando los procedimientos legales establecidos, confiados en las manifestaciones de buena voluntad y amistad expresadas por el Presidente Chávez.
Como adelanté hace meses, una vez que el Estado venezolano a diferencia de lo sucedido con Pérez Becerra, decidió (aunque a trompicones y de manera irregular) ajustar la detención del cantante a un proceso legal, la situación se trasformó irreversiblemente en un cuestionamiento agudo del sistema policial y jurídico colombiano. No había manera de acusar a Conrado solicitando su entrega y a la vez desviar la atención de la monstruosa política punitiva del Estado colombiano.
Veamos los siguientes ejemplos. Para octubre de 2009, la Fiscalía General colombiana investigaba 946 casos relacionados con asesinatos o masacres calificadas como falsos(as) positivos(as) y la Procuraduría 1043. En febrero de 2010, 40 militares involucrados en estos hechos habían sido liberados. Un gran escándalo fue la llamada Masacre de San José de Apartadó (Antioquia), en la que murieron 5 adultos y 3 niños, los cuales fueron degollados y descuartizados, en acción conjunta del paramilitarismo y el ejército, que luego responsabilizaron a las Farc-Ep de lo sucedido. La verdad quedó al descubierto por las revelaciones del paramilitar Jorge Luis Salgado, participante del hecho y quien confesó los pormenores de la barbarie.
De un notorio falso positivo judicial fue víctima Evelio Loiza Muñoz, médico durante décadas en las zonas humildes de Calí y quien, acogiéndose durante el gobierno del Presidente Belisario Betancur a la ley 35 de 1982 de amnistía, abandonó las filas insurgentes para dedicarse a la labor social. El 1 de julio de 2009 fue detenido por un operativo judicial en su residencia. El General de Brigada Justo Eliseo Peña, responsable de la detención y escalando sus galones divisionarios, lo presentó ante los medios de prensa como el “comandante del Frente Sur Occidental del ELN”. Dos meses después, luego de numerosos pronunciamientos públicos y arduas gestiones judiciales, el Dr. Loaiza salió de la cárcel. En nota pública expresaría: “La tranquilidad de los últimos años que pensaba disfrutar amablemente, después de una vida de tanto trabajo, se interrumpió. Hoy estoy en la ruina por la persecución que he padecido incluyendo la cárcel, estoy sin trabajo, mi pensión (actualmente la estoy reclamando al seguro social), perdimos la mayoría de nuestros bienes y si existe justicia merezco reparación, esa será la nueva etapa de mi vida, luchar por mis derechos conculcados, y volver a vivir disfrutando el amor, la amistad, la poesía, el arte, la música, el compartir con mis amigos. Volver a escuchar tangos en Casablanca, en Matraca, en la casa de mis amigos. Vivir, porque en la cárcel no se vive, cada día se muere.” Hoy, vive como refugiado junto a su esposa en Suiza: logró escapar del encierro pero no a las amenazas de muerte ni la angustia de saberse sentenciado.
El terror que ejerce en la guerra el gobierno colombiano llega a tales extremos de ficción, que ni siquiera la reaccionaria revista SEMANA puede obviarlos; invito a los lectores a revisar este enlace (“El escalofriante testimonio de Luis Esteban Montes, un soldado que se enteró de que sus compañeros de pelotón mataron a un campesino cualquiera para hacerlo pasar por guerrillero. Pero la víctima resultó ser su propio hermano.”)(2.-)
La llamada Política de Seguridad Democrática y sus acostumbrados falsos positivos va mas allá de ser una estrategia contrainsurgente, en tanto regularizó la criminalización a cualquier tipo de oposición o lucha social contra la oligarquía y los poderes establecidos, encarcelando a dirigentes sociales, sea cuales fueren sus ámbitos de lucha, tal como sucedió en el 2008 con el movimiento campesino del Arauca.(3.-)
Un precedente análogo al caso que nos ocupa fue el del Cura Camilo, Francisco Antonio Cadena Collazos, ex-sacerdote detenido el 2005 en Brasil, por oficio de la Interpol a solicitud del gobierno colombiano. Los cargos: asesinato y secuestro extorsivo. ¡Los mismos que le endilgan en la espuria y extemporánea tercera acusación a Julián Conrado! ¡Que avispado nos ha salido el gobierno colombiano! El Tribunal Supremo brasileño, pese a las llamadas telefónicas de Uribe a Lula, negó la extradición y hoy el perseguido vive refugiado en Brasil, resguardado de la mafia paramilitar. A diferencia de la silenciosa postura oficial PSUV (que no de su militancia), el Partido de los Trabajadores del Brasil, entonces y hoy en el gobierno, se pronunció en contra de la entrega. Buen ejemplo a considerar.(4.-)
En el preámbulo de Constitución de la República Bolivariana de Venezuela se establece que el nuestro, es un Estado de Derecho y de Justicia, así, a las consideraciones legales que favorecen a Julián Conrado, es inevitable sumar ejemplos como los anteriores que establecen obligaciones éticas muy superiores a las leyes escritas. En una disyuntiva definitoria para el futuro se encuentra el Tribunal Supremo venezolano este miércoles primero de febrero. No exagero. Se enfrentan, la urgencia en mantener las cordialidades diplomáticas vs. la soberanía de un gobierno que fue elegido para obedecer a un pueblo en revolución; el camino interminable de la guerra vs. la reconciliación, el optimismo y la paz con justicia social que representa el canto alegre de Conrado; el puntal más confiable del imperio en Suramérica vs. la Revolución Bolivariana, ejemplo, faro y esperanza de los oprimidos en el mundo. En honor a la reciente amistad, explicable por los imperativos de la realpolitik y en resguardo del jugoso intercambio comercial favorable a Colombia, recompuesto desde que el paranoico twittero Uribe salió de la presidencia, Santos deberá resignarse y calmar a sus furibundas huestes, si Conrado gana la libertad.
NO PODEMOS NI DEBEMOS, hacernos cómplice de la aberrante política represiva del gobierno vecino. La decisión no depende, como lo pretende la falaz prensa colombiana y los voceros yankys, de las afinidades que se tengan o no hacia las fuerzas guerrilleras, con las que una y otra vez el Presidente Chávez ha marcado distancia crítica, sino del apego al fetiche de las leyes que tanto se invocan, así como a los deseos de justicia, solidaridad e integración de las fuerzas progresistas nacionales y latinoamericanas.

¡El miércoles 1ro de febrero todos al Tribunal Supremo!
¡Vamos a su encuentro!
¡Libertad y refugio para Julián Conrado!
¡Amando venceremos!

arturoramos1970@gmail.com

Referencias citadas :
(1.-) http://www.kaosenlared.net/america-latina/item/5037-vericuetos-paralegales-del-plan-c%C3%B3ndor-para-matar-a-juli%C3%A1n-conrado-entrevista-mp3-el-31-audiencia-p%C3%BAblica-en-tsj-libertad-y-asilo-pal%C2%B4-cantor-%C2%A1vamos-a-su-encuentro.html
(2.-) http://www.semana.com/nacion/hermano-falso-positivo/117023-3.aspx
(3.)- http://www.prensarural.org/spip/spip.php?article3856
(4.-) http://www.fac.mil.co/index.php?idcategoria=19066

miércoles, 25 de enero de 2012

Comunicado de las FARC-EP

martes, 24 de enero de 2012

¿QUÉ TEORÍA? ¿QUÉ CRISIS? Y ¿QUÉ PODER?, por Iñaki Gil de San Vicente

 
 
¿QUÉ  TEORÍA? ¿QUÉ CRISIS?   Y ¿QUÉ PODER?

Hoy vamos a debatir en esta Venezuela tan vibrante algunas ponencias sobre el contexto mundial. Por estrechuras de tiempo voy a hablar casi telegráficamente para poder explicar que no podemos realizar un buen análisis del contexto si no utilizamos el método marxista, si no utilizamos la teoría marxista de la crisis y si no fijamos el objetivo de la toma del poder, según lo explica la teoría marxista de la revolución.

1) Un comentario generalizado dentro de las organizaciones internacionales del capital, de la gran banca, de los Estados imperialistas, de la prensa burguesa especializada,  es que apenas se sabe nada seguro sobre qué está ocurriendo en la actualidad, sobre sus causas, su duración y su desenlace. Recordemos que cuando estalló la crisis financiero-inmobiliaria en el Japón de 1990 se nos dijo desde la pomposa “ciencia económica” que aquello pasaría pronto, que era un simple “catarro” de la entonces segunda economía del mundo. Recordemos que la crisis de los “tigres asiáticos” de 1997 fue negada como tal por el FMI. Recordemos que el argentinazo de 2001 sorprendió hasta a dios, y que la crisis actual, crisis iniciada en 2007 ha sido negada como tal hasta prácticamente 2009 ó 2010. Hemos recurrido sólo a unos muy poco y recientes ejemplos del estrepitoso fracaso de la “ciencia económica”. Ahora mismo, aparte de constatar la gravedad de la situación, la intelectualidad burguesa no sabe realmente qué es lo que sucede. Pero no creamos que lo sabe el reformismo, de hecho el fracaso teórico y político del reformismo es aun mayor, si cabe, que el del imperialismo. Recordemos que fue el reformismo el que elaboró o ayudó a elaborar las famosas “nueva economía”, “economía inmaterial”, “economía de la inteligencia” y otras que venían a decir que el capitalismo había superado las crisis para siempre, que eran cosa del pasado, que nunca volverían a producirse.

Por tanto, no estamos sólo ante una crisis sistémica, también estamos ante una crisis de la “ciencia económica” burguesa, que es una ideología destinada a ocultar la realidad objetiva de la explotación asalariada. Este punto es central para definir el contexto mundial ya que no debemos abordarlo exclusivamente desde un economicismo mecanicista, sino a la vez desde el fracaso histórico del pensamiento burgués. Tomar conciencia de este hecho nos vacuna contra la superficialidad y la unilateralidad ya que nos pone ante una lección histórica: las clases propietarias de las fuerzas productivas son tanto más inhumanas y salvajes cuanto más ignorantes y ciegas son, porque entonces ni siquiera prestan oídos a las propuestas reformistas que siempre quieren ayudarles, sino que más temprano que tarde terminan recurriendo a la violencia reaccionaria más atroz.

Si ha fracasado la “ciencia económica” ¿a qué teoría explicativa debemos recurrir? El marxismo se enfrenta a la ideología burguesa en todo, pero especialmente en cuatro puntos irreconciliables: uno, la teoría de la explotación asalariada y de la economía en general; dos, la teoría del Estado, de la democracia y de la violencia en general; tres, la teoría del conocimiento, la dialéctica materialista; y cuatro, la teoría ética y moral. Se trata de un choque frontal, inevitable y obligado, sobre todo en los períodos de crisis sistémica como el actual. Hasta no hace mucho, la casta intelectual había jurado que el marxismo  era un cadáver putrefacto. Ahora incluso sectores de esta casta empiezan a citar a Marx descontextualizándolo, pero no al marxismo como corriente rica y compleja, crítica y creativa, para no perder audiencia.

En realidad el marxismo no ha “vuelto” porque nunca se fue. Siempre que exista explotación económica, opresión estatal, dominación cultural y miseria ético-moral, además de otras injusticias, el marxismo estará activo porque es la teoría-matriz que explica por qué todas las opresiones por pequeñas que sean, por aisladas que parezcan estar, todas, sin embargo están relacionadas entre sí mediante una dinámica interna, un hilo rojo que las recorre y conecta por debajo de la apariencia inmediatamente visible, y eso que las une no es otra cosa que la propiedad capitalista de las fuerzas productivas. Por eso el marxismo afirma contundentemente que las crisis resurgirán una y otra vez siempre que siga existiendo el capitalismo, como sucede ahora mismo. El contexto actual vuelve a certificar la validez científico-crítica del marxismo. Pero el marxismo es la única concepción del mundo, la única praxis, que reafirma y asume que su destino es desaparecer, extinguirse a la vez que se extingue y desaparece el capitalismo, que es su causa. Después, con el avance del socialismo al comunismo surgirá una nueva forma de ser humano, con un pensamiento que ahora no podemos ni imaginar.

2) Las primeras interpretaciones de la crisis, entre 2007 y 2009, echaban la culpa a los préstamos de “mala calidad”, a la insolvencia de la gente pobre, explotada, que se había dejado llevar por su afán consumista sin disponer de recursos para devolver la deuda. Luego, bajo la presión de los hechos, se añadió la responsabilidad de los banqueros “irresponsables” y hasta corruptos, y por último y en general, a la “mala gestión” financiera. Verdades a medias destinadas a ocultar la responsabilidad última, la del capitalismo en cuanto tal. No se podía ni debía criticar la raíz del mal: la propiedad privada, y por ello había que recargar la culpa en diversas expresiones de la personalidad humana tal cual la entiende la burguesía, o sea, una interpretación psicologicista, biologicista,  esotérica e idealista. De la misma forma en que se habla de la “mano invisible del mercado”  --negando el puño de acero del Estado--  se recurre también a los “instintos consumistas” y a la “naturaleza humana” cegada por el afán de lucro.

Lenin decía que la realidad es tozuda. Los hechos terminaron imponiéndose y se supo que poco antes de otoño de 2007 la CEOE había reconocido que los beneficios mundiales estaban a la baja, pero esta verdad cruda no convenía airearse porque surgirían las preguntas: ¿no confirma eso una de las críticas marxistas al capitalismo, que la tasa media de beneficio tiende a la baja? Era una verdad tan incómoda que la misma burguesía la negó incluso aunque ya la habían descubierto sus dos fundamentales economistas, Smith y Ricardo. La verdad es revolucionaria, decía con razón Gramsci, y por eso el capital necesitaba negarla. Pero la avalancha de verdades rompió todos los diques de censura: la burguesía estaba invirtiendo en masa capitales sobrantes, excedentarios e improductivos en la corrupta ingeniería financiera de alta rentabilidad inmediata y decreciente soporte material; invertía también en masa en el ladrillo, en el cemento, en las armas, y menos en industria. La razón es que ésta rama productiva daba poco beneficio en comparación con las otras. Y el beneficio máximo en el menor tiempo posible es el dios de la civilización del capital.

A la vez  fueron conociéndose más en detalles otras contradicciones que también forzaban a la financiarización y a la baja del beneficio por los sobrecostos y gastos improductivos que generaban a la larga. La crisis energética, ecologista y alimentaria sobrecarga los costos totales y anima a la burguesía a refugiarse en la “economía del cemento” y en el capital ficticio. La crisis de hegemonía política del imperialismo le obliga a multiplicar sus gastos militares para asegurarse los recursos energéticos cada día más escasos, y la crisis de legitimidad del imperialismo occidental en el mundo merma su poder. Estas tres grandes subcrisis, o crisis parciales, venían de antes pero se agudizan con el tiempo e interactúan con la crisis estrictamente económica produciendo una sinergia demoledora. Más aún, estas cuatro subcrisis tienen todas ellas la misma raíz profunda: la lógica del máximo beneficio, aunque se han gestado cada una de ellas con ritmos y en áreas diferentes, pero siempre dentro de la unicidad del capitalismo.

El contexto actual no es sino la síntesis política de la dialéctica de estas cuatro crisis parciales que crean una crisis global superior, más grave que ninguna otra en la historia humana. Hasta ahora, las anteriores crisis estructurales o civilizacionales han provocado revoluciones, contrarrevoluciones y  devastadoras guerras mundiales. Las teorías marxistas de la crisis y la del imperialismo aportan las herramientas teóricas necesarias para conocer e intervenir en las tendencias que fuerzan el choque mortal entre las contradicciones irreconciliables del capitalismo, aprendiendo que la tendencia a la sobreproducción, al subconsumo, a la desproporción entre el sector I y el sector II, más la presión de la caída tendencial del beneficio medio, hacen que se vaya cuarteando el sistema desde sus bases profundas. Allí donde además este resquebrajamiento se acelera por la debilidad sociopolítica del Estado burgués, allí tiende a reproducirse lo que se define como eslabón débil de la cadena imperialista, aumentando las posibilidades de salto revolucionario.

3) Hablamos siempre de tendencias y de posibilidades, y es que la dialéctica el materialismo histórico insisten en el papel crucial de la acción humana, de la lucha de clases y de emancipación nacional en las salidas que puedan tener las crisis sistémicas. La importancia clave de la acción humana, siempre dentro de los encuadres objetivos dados, es la que explica la función del poder de clase, del Estado como centralizador estratégico de las violencias del capital contra el trabajo y de las decisiones socioeconómicas. El marxismo no oculta sus objetivos: acabar con la propiedad burguesa mediante la revolución social que instaure un poder popular y un Estado obrero, defendido por el pueblo en armas. Estado que debe buscar conscientemente su autoextinción en la medida en que se avanza al socialismo.

Pues bien, la tercera característica del contexto mundial es que ha puesto a la orden del día el problema radical del poder. Ninguna de las cuatro subcrisis en aislados, ni menos aún la crisis civilizacional en sí misma, tienen solución democrático-socialista si la humanidad trabajadora no instaura su poder, del mismo modo, pero a la inversa, de que no tienen salida para la burguesía si no refuerza brutalmente su criminal poder, terrorista en última instancia. La lucha de poderes irreconciliables va a adquirir cada vez más rango decisorio porque cada día se va a pudrir más la civilización del capital. La democracia-burguesa, ya muy debilitada desde la anterior gran crisis, la que desembocó en la guerra mundial de 1939-45, es desahuciada por la clase dominante que gira ostensiblemente a la derecha, a la tecnocracia burocrática, al bonapartismo, al caudillismo, al poder oculto de la alianza financiero-industrial militarizada, con el apoyo descarado y desesperado del fundamentalismo cristiano.

La democracia en abstracto existe sólo en los delirios de algún intelectual idiota y en las mentiras propagandísticas. Sí existe la dictadura encubierta del capital, su sorda coerción que estalla estrepitosamente cuando recurre a la violencia injusta. Frente a esto se yergue el proceso que va del contrapoder popular y obrero a la democracia-socialista y a su Estado, pasando por el doble poder y el poder popular. El contexto actual actualiza la cuestión del poder, de saber qué clase social es propietaria de las fuerzas productivas, la burguesía o el proletariado, porque la irracionalidad capitalista está llevando a la humanidad al borde del desastre. La democracia-socialista, el poder popular y obrero son la única fuerza consciente que puede detener esta marcha desquiciada que mediante una escabechina sangrienta reactive una nueva fase capitalista, hasta su siguiente e inevitable gran crisis. En este contexto nos encontramos luchando a muerte por el comunismo como única alternativa al caos.

IÑAKI  GIL DE SAN VICENTE  
EUSKAL HERRIA   20-01-2012








¿A qué crisis nos enfrentamos?, por Iñaki Gil de San Vicente

 Río Citarum, en la isla de Java, Indonesia. Es un río basura

¿A QUÉ CRISIS NOS ENFRENTAMOS?

Caracterizar adecuadamente bajo qué tipo de crisis malvivimos, es imprescindible para no cometer errores estratégicos.  Los datos sobre el desempleo, la muy débil e incierta recuperación económica mundial, las dificultades que amenazan a Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, etc., el encarecimiento de alimentos, fármacos y energías, las hambrunas, la saturación de la capacidad de carga del planeta, el resurgimiento de las luchas populares en el Norte de África y en el corazón del imperialismo, la militarización, la contraofensiva de las burguesías, todo indica que no estamos ante una simple crisis. Ahora mismo existe una profunda inestabilidad financiera que tiene su origen en la abisal distancia  entre la producción mundial de valor y el total de capital financiero. Por cada dólar de valor real existen casi 20 dólares flotando sin soporte material. Crisis financieras han existido, que se sepa, desde 1637 cuando  pinchó la  “economía de aire” pese a los esfuerzos de controlarla desde 1610. Según la industria y el comercio pierden rentabilidad, los capitales se vuelcan en el “juego bursátil”, en la “ingeniería financiera”, en la especulación de alto riesgo que al principio reactiva la economía pero luego la ahoga en un océano de deudas impagables.

Para salir de la crisis de finales de los ’60, el capitalismo lanzó la feroz contraofensiva neoliberal que obtuvo triunfos significativos pero no logró relanzar masivamente los beneficios. A mediados de los ’80 EEUU y Gran Bretaña forzaron la desregulación de los controles financieros instaurando el capitalismo “de casino”, de “dinero loco”. La URSS, minada por la burocracia y el ataque imperialista desde 1917, no pudo aguantar e implosionó. Parecía que por fin el capitalismo había superado sus limitaciones y que se iniciaba la era  de la “economía del conocimiento”, “desmaterializada”; pero bajo la superficie se agitaban las contradicciones negadas por la propaganda. Crisis financieras y de deuda habían estallado en los ’80, en los ’90 emergieron las luchas de los pueblos y la catástrofe de los “tigres asiáticos”, supuestos ejemplos de la “nueva economía”. Un anuncio de lo que se avecinaba apareció en el corralito argentino a comienzos del siglo XXI, pero la enceguecida estupidez burguesa siguió dirigiéndose al desastre de 2007-2011.

¿Por qué han fallado las medidas impuestas desde comienzos de los ’70 pese a los  períodos de recuperación y a las victorias contrarrevolucionarias? Por dos razones que nos llevan a la definición de la crisis actual como crisis “nueva” en la historia burguesa. Una razón es que la propia lógica interna del capital dificulta cada vez más la obtención de beneficios, lo que le obliga a la creciente intervención del Estado, al aumento de la explotación y de la represión,  y al recurso de las guerras. Para salir de cada crisis estructural, el capitalismo necesita más sangre humana en cualquiera de sus formas que la que necesitó para salir de la crisis anterior. Un ejemplo, la proporción de dinero público que hacía falta en la década de 1930 para reactivar la economía era de 1 a 4, mientras que en la de 2000 ha sido de 30 a 4, y va en aumento. El problema es que apenas queda dinero público. Se estima que en 2010 la deuda de los 30 Estados más enriquecidos sea del 100% de su PIB, destacando la de EEUU. Como se están agotando las reservas, se agudiza la represión de los derechos democráticos y sindicales, y se multiplica la explotación económica y el saqueo imperialista.

La otra razón es que en la segunda mitad del siglo XX se materializaron tres nuevas contradicciones que aumentan exponencialmente los problemas del capital. Una contradicción es la posibilidad objetiva de la autodestrucción humana por una guerra termonuclear y bioquímica. En los ’80 se demostró que el invierno nuclear subsiguiente tapará la Tierra durante años bajo una radiactiva y envenenada oscuridad gélida que aniquilará la fotosíntesis y sólo dejará con vida cucarachas e insectos. Las fuerzas destructivas actuales pueden aniquilar más de 20 veces la vida humana. Esta es una de las razones que han impedido a EEUU recurrir a la guerra nuclear siquiera táctica y restringida, como ha estado a punto de hacerlo varias veces, porque sabe que inmediatamente se desencadenaría la “destrucción mutua asegurada”. El imperialismo estudia activar “holocaustos localizados” sobre zonas geoestratégicas según las urgencias y las circunstancias, lo que abriría una espiral muy difícil de detener.

Otra contradicción es el agotamiento de los recursos energéticos que llegarán a su pico de producción a partir de la década de 2030. Todavía existen muchos obstáculos e  imponderables tecnocientíficos que impiden obtener las suficientes energías alternativas, y muchos estudios sostienen que ha acabado la época de la energía barata. Los biocombustibles son necrocombustibles porque desertizan y agotan las tierras, y porque con el maíz necesario para obtener 50 litros de bioetanol podría comer un niño durante un año. Apenas quedan nuevas tierras cultivables y la acidificación estanca la productividad de las cultivadas. La FAO advierte que el mayor costo energético encarecerá los alimentos, y que la pesca está al límite de su reproducción. El agua potable se reduce y la mitad de la humanidad tendrá problemas de suministro para mediados de este siglo. Y la otra contradicción es la catástrofe ecológica que se avecina. La década del 2000 ha sido la más calurosa desde que hace 130 se empezó a recoger datos. Los glaciares se derriten, lagos y mares se calientan, los océanos pierden anualmente el 1% de su fitoplancton, y se envenenan: el 64,7% de los niños de Gipuzkoa nacen con más mercurio en la sangre que el permitido, proveniente del pescado. China Popular necesitará tres siglos para revertir la desertización que sufre. En 40 años los bosques de la Amazonía se han reducido en un 20%. Todo indica que ya se han superado tres  de los nueve límites planetarios que tiene la Tierra: cambio climático, biodiversidad y ciclo del nitrógeno.

Son contradicciones capitalistas porque han surgido de y con la expansión burguesa. No tienen su origen en el egoísmo humano ni el pecado de avaricia, sino en de acumulación de capital en el mínimo tiempo sin reparar en las desastrosas consecuencias presentes y futuras. El capital ha creado la militarización termonuclear y bioquímica, el agotamiento de los recursos y la catástrofe ecológica que exacerban la crisis, que pesan como plomo en las arruinadas arcas estatales. Aunque el “capitalismo verde” es una rama productiva muy rentable, ella sola no equilibra el caótico desequilibrio global porque la forma burguesa de vida lo impide. El 80% del CO2 lo emiten las grandes potencias industrializadas. Una persona necesita tres litros de agua al día, pero poner un kilo de carne en la mesa capitalista necesita entre 6000 y 20.000 litros de agua, y 10 kilos de cereales. Los menos pesimistas afirman que el capitalismo necesita los recursos de dos Tierras para mantener el consumo actual, pero los más informados sostienen que no bastaría.

Sufrimos una crisis nueva porque nunca la civilización del capital había desarrollado a la vez tantas contradicciones irresolubles y tantas fuerzas destructivas. El capitalismo es como el brujo que no puede controlar las fuerzas infernales que ha conjurado, sino a costa de generar mayores hecatombes futuras. Izquierdas revolucionarias debaten sobre si el dilema socialismo o barbarie, lanzado en 1915, no está siendo superado e integrado por el comunismo o caos. Nosotros ayudaremos con nuestra lucha por la independencia y el socialismo, por un Estado vasco,  a que la práctica dilucide esta cuestión.

IÑAKI  GIL DE SAN VICENTE
EUSKAL HERRIA  2011-III-6

jueves, 19 de enero de 2012

Julián Conrado: "Sé que hay planes para asesinarme". Desde su mazmorra en Caracas, 2012.

¡Cabrones! Les regalamos el minuto que falta, por Jesús Santrich, integrante del Estado Mayor Central de las FARC-EP

 Manuel y las FARC-EP siempre junto al pueblo

En este día de marchas manipuladas ha fracasado el objetivo militarista polarizador de la sociedad, que el régimen se ha trazado. La campaña especialmente pertinaz contra las FARC-EP, no tuvo acogida por las mayorías empobrecidas de Colombia que no desean más confrontación y desangre, sino la paz.

Ni siquiera el grueso fundamental de quienes salieron a la calle a expresar sus sentimientos de solidaridad con los prisioneros de guerra que permanecen en manos insurgentes se dejaron contagiar del arrebato bélico que tras su falso discurso humanitario transpira ese verdugo goebbeliano del micrófono que es Erwin Hoyos, odre de odios irracionales y mercenario feroz de la guerra mediática, a quien con los más sórdidos y bajos propósitos remuneran los dueños del poder.

¿Cuál es el sentido de la lucha contra el secuestro que tiene este sujeto y sus similares? ¿Cuál es el sentido de la defensa de los derechos humanos de este cerebro de la mentira para el que no existen las innúmeras fosas comunes? Los millares de compatriotas asesinados por el régimen que defiende con tanto ahínco junto a similares tipo Darío Arismendi y sus adláteres de la difamación asalariada, les son invisibles.

¿No saben acaso que el secuestro es un fenómeno en Colombia del que mayoritariamente participa la delincuencia común, en gran medida con el involucramiento de la fuerza pública, y que un capturado en combate es un prisionero de guerra? ¿No logran asimilar que quienes caen en nuestras manos como retenidos, siendo dirigentes políticos de derecha, es porque instigan la guerra que nos desangra? Con seguridad ellos tienen más responsabilidad en el conflicto que los mismos soldados que actúan con sus fusiles por órdenes de sus comandantes.

Sus vocinglerías no las elevan nunca a favor de los desplazados, por ejemplo, ni para convocar la indignación contra los victimarios de este fenómeno que está claramente en la órbita del régimen. No se les ocurre por un instante exigir del gobierno que esclarezca el paradero de millares de luchadores populares a los que ha desaparecido el régimen durante décadas de represión.  No elevan por un instante sus voces para mostrar indignación contra las miles de fosas comunes diseminadas a lo largo y ancho de la patria, por cuenta de unas fuerzas militares y paramilitares que atienden claramente a una política macabra de terrorismo de Estado, cuya filosofía se diseña en Washington. Nada dicen por los más de 8 mil presos políticos, que en deplorables condiciones de hacinamiento, atestan las cárceles de Colombia viviendo un día a día, en el que estos y los presos sociales sufren inenarrables violaciones a sus derechos más elementales…

Pero bien, no podemos esperar que estas hienas jueguen un papel diferente al de babosear el micrófono cumpliendo lo que les ordenan sus amos imperiales. A nosotros mismos nos corresponde concitar la solidaridad de los medios alternativos e insistir en la necesidad del canje como paso que puede coadyuvar a un entendimiento que conduzca a la paz. Debemos recordar a los practicantes de ese extraño “humanitarismo” que solamente mira para un solo lado, que los padecimientos del cautiverio que ocasiona el conflicto, no sólo pesa sobre los soldados y policías que han caído como prisioneros de guerra  mientras defienden los intereses del régimen oligárquico, sino que también pesa sobre los valientes integrantes de la insurgencia que están presos por luchar por la justicia social y los intereses más sentidos de los desposeídos. Unos y otros tienen dolientes, y de ninguna manera nuestros guerrilleros y guerrilleras, nuestros camaradas en general, pueden seguir siendo invisibilizados sólo porque así lo han decidido los verdugos de este pueblo digno que está cansado ya de las injusticias y los engaños.

Pero en este día 6 de diciembre, además de referirme a esta cruda realidad que recoge el desenlace indeseado que tuvo la intransigencia canalla del gobierno, como si hubiese sido un crimen aleve de la guerrilla, que por más de una década cuidó la vida de estos prisioneros, quería traer a memoria una de las tantas masacres perpetradas por los gobernantes sumisos a Washington. De ella no se acordó el  “señor” Hoyos, ni el “señor”  Arismendi, ni los otros babosos que se arrastran con su verbo falsario hacia donde les muestran un puñado de dólares. Esa masacre, que requiere de la memoria de todos para tener claro a qué tipo de bestias nos enfrentamos, es la masacre de las bananeras de 1928, perpetrada por un régimen que desde entonces ha estado infestado de criminalidad hasta la médula de su osamenta militarista, que se mueve como macabra marioneta al ritmo de los designios de la Casa Blanca.

Entonces, no es por nada que se ha traído la voz indignada de uno de los Buendía, a titular esta nota. Advertimos con ello, que estamos envueltos en la misma tempestad de indolencia gubernamental de siempre y ¡más!

Con el realismo que parece fantasía y fábula, pero por lo exageradamente terrible del derramamiento de sangre en que está anegada la historia de nuestra patria, la narrativa colombiana detalla con crudeza imperecedera, uno de los innumerables capítulos de la criminalidad del régimen oligárquico que aún nos imponen desde el norte para saquearnos y avasallarnos:

Cuenta García Márquez en Cien Años de Soledad, que hacia 1928, después de tantas tentativas de los trabajadores de las bananeras por hacer efectivo su sencillo pliego de peticiones que pretendía acabar con la misma precarización que hoy vive el proletariado colombiano, y después de sufrir todas las patrañas de los abogados y de las trabas de la institucionalidad, “cansados de aquel delirio hermenéutico, los trabajadores repudiaron a las autoridades de Macondo y subieron con sus quejas a los tribunales supremos”. Pero allí “los ilusionistas del derecho demostraron que las reclamaciones carecían de toda validez, simplemente porque la compañía bananera no tenía, ni había tenido nunca ni tendría jamás trabajadores a su servicio, sino que los reclutaba ocasionalmente y con carácter temporal…”

Y es que en nuestro país, en este Macondo de gobernantes indolentes, terminó el siglo XX y llevamos dos décadas del XXI, sin que para ellos exista el desplazamiento forzado que su terror ha generado; nunca ha habido desaparecidos, ninguna masacre, ni hambre, ni miseria…, ni nada negativo surgido de su avaricia sombría.

En este Macondo de gobernantes ilusionistas desvergonzados, no se han cometido crímenes de Estado ni las injusticias que dieron origen al levantamiento insurgente, como tampoco Juan Manuel Santos es responsable de los falsos positivos ni de la entrega de la soberanía a las trasnacionales que depredan nuestras riquezas naturales.

Parafraseando al Gabo, se sigue desbaratando la patraña del jamón de Virginia, las píldoras milagrosas y los excusados pascuales. En fin, cuando se acaban las excusas vanas, se sigue estableciendo por fallo de tribunal, o por imposición de arrogancia presidencial, mediante proclamas que se repiten con estridencias mediáticas solemnes, la inexistencia del desempleo creciente y de las relaciones laborales en condiciones de precariedad para los trabajadores. Y la existencia del terrorismo de Estado es sólo una invención de la narco-guerrilla.

Y…, tengámoslo claro, como en la época de José Arcadio Segundo, el ejército sigue encargado de “restablecer el orden Público”. Pero lo cierto es que también como en aquella época, hablando bien en serio, tal como lo sospechaba oportunamente nuestro ascendiente macondiano, eso sigue siendo un anuncio de muerte; y ésta, la muerte, el encargo de una jauría que con estolidez soporta “como fuerza al servicio de las trasnacionales, el peso de los morrales y las cantimploras, y la vergüenza de los fusiles con las bayonetas caladas, y el incordio de la obediencia ciega y el falso sentido del honor”, contra los de abajo.

El resto de la historia está suficientemente sufrida en la propia carne que han lacerado los militares y sus hordas paramilitares; siguen los decretos número 4 de los jefes de la guerra ordenando la represión; siguen los Abadía Méndez y los Cortés Vargas, criminalizando la inconformidad ciudadana y aniquilando al que se oponga al apátrida sistema de injusticia social que han impuesto durante décadas.

Y como en la Plaza de Macondo, nos siguen diciendo que nos quedan cinco minutos para que hagamos la retirada sumisa y vergonzosa del legítimo enfado e indignación. Pero no, el pueblo insiste en rechiflar a los esbirros que amenazan con seguir su orgía de sangre para favorecer al imperio y sus secuaces locales. Así entonces, aunque suenen los clarines que vuelvan a anunciar el principio del plazo mil veces agotado, mil veces ejecutado con millares de fosas y crímenes, se avanza mil veces resucitando el decoro y la decisión de alcanzar la definitiva independencia.

Y claro, señor Santos, como en aquel 6 de diciembre de 1928 lo hizo Abadía Méndez contra los trabajadores de la United Fruit Company en Ciénaga (Magdalena), colocando al país en la vergonzosa condición de república bananera, hoy usted siguiendo la pestilente tradición de quienes le han antecedido en el poder, también pone a Colombia frente a las pretensiones neocoloniales gringas y europeas, a gatas por el camino neoliberal y suplicando que nos desangren con el TLC.¡ Hasta donde tanta abyección!
Ya ustedes han desbocado el fuego, y aquí sí ha habido muchos muertos inocentes que no iremos a olvidar. Así que, tome en cuenta mientras le miente al país con su falso discurso de paz, que esta vez, el tropel colosal no irá en retirada mientras los cuerpos de los inocentes caen bajo la metralla de los que apuntan sus fusiles contra el pueblo. Esta vez, el tropel solo irá creciendo hacia delante.

Según su torcido criterio de tahúr, que apuesta los intereses de la patria en los casinos del neoliberalismo, nadie debe seguir protestando contra tanta bajeza, pues usted tiene la licencia para matar que el imperio entrega a sus filibusteros. Un minuto más, entonces, y usted abrirá el fuego de su maquinaria de guerra que nunca ha dejado de disparar. Pero sepa que estamos embriagados por la tensión de Macondo, por la maravillosa profundidad del silencio cansado de los oprimidos; y si es el caso, repítalo con nosotros señor canalla, nada hará retroceder a esta muchedumbre pasmada por la fascinación de la muerte. Así que ¡Cabrones!, les regalamos el minuto que falta.

Tomado de: http://www.resistencia-colombia.org/index.php?option=com_content&view=article&id=1175:jesus-santrich-integrante-del-estado-mayor-central-de-las-farc-ep&catid=21&Itemid=36

miércoles, 18 de enero de 2012

Entrevista a Dax Toscano sobre la manipulación mediática a raíz de la visita del presidente de Irán a Ecuador


Entrevista con el profesor Jairo Estrada Álvarez sobre la realidad colombiana


                     

ALFONSO CANO, OTRO DIRIGENTE REVOLUCIONARIO QUE ABRAZA LA INMORTALIDAD, por FARC-EP



 ALFONSO CANO, OTRO DIRIGENTE REVOLUCIONARIO QUE ABRAZA LA INMORTALIDAD
 
Allá, en medio del incontenible fuego guerrillero contra el régimen de oprobio y vende patria que nos oprime, cumplió su cita con la muerte, en ejercicio de su misión histórica, para orgullo y ejemplo de los revolucionarios de Colombia, Latinoamérica y el mundo entero.

El páramo de Sumapaz, vinculado gloriosamente a la historia por la heroica resistencia campesina a la voracidad latifundista en buena parte del siglo veinte, sería testigo del arribo del joven Alfonso Cano a las filas de las FARC-EP. En esos bellísimos parajes de la cordillera oriental habría de producirse su encuentro con los dos grandes fundadores, Manuel Marulanda Vélez y Jacobo Arenas, quienes no vacilarían para integrarlo como miembro pleno del Secretariado Nacional, la exigente dirección revolucionaria encargada de conducir las distintas estructuras de las FARC en todo el país.

Su trayectoria rebelde

Aquella decisión no era gratuita. Alfonso contaba ya con una larga y fértil trayectoria de rebeldía, florecida en medio del torbellino mundial de los años sesenta, época en la que la juventud se encargaba de echar por tierra más de un mito edificado por la sociedad de mercado.

Los estudiantes, ese torrente de energía continuamente movilizado y renovado, desenmascaraban la brutal agresión imperialista contra el humilde pueblo de Vietnam, manifestaban entusiastas su respaldo incondicional a la revolución cubana, y con ella su admiración por las emblemáticas figuras de Fidel y el Che, se sumaban conmovidos a la solidaridad con  los campesinos que se alzaban en Marquetalia, aplaudían el levantamiento de las comunidades negras contra la discriminación racial en el territorio de los Estados Unidos y vibraban emocionados con las luchas de africanos y asiáticos contra el colonialismo.

Alfonso Cano encarnó ejemplarmente a esa generación comprometida de manera íntegra con la causa universal de los oprimidos. Su activa militancia revolucionaria supo fundarse en una creciente formación marxista, que, unida a su incansable trabajo, habría de conducirlo a ocupar las más importantes responsabilidades dentro de la Juventud Comunista. Su espontánea contribución clandestina a las FARC lo alejaría de las actividades legales. El apoyo logístico al movimiento armado, así como la instrucción ideológica y política de sus combatientes harían parte de sus delicadas tareas  durante varios años. Finalmente, tras el paso por la dura fragua de la cárcel, determinó vincularse de lleno a la guerrilla en las montañas.

Poco después de su llegada al Sumapaz  marchó por el lomo de la cordillera rumbo al municipio de Colombia, en el departamento del Huila, en donde habría de efectuarse un primer encuentro de la delegación del Secretariado y la comisión del gobierno, como paso previo a la apertura del proceso de diálogos entre las FARC y la administración de Belisario Betancur. Se puede afirmar así que desde el momento mismo en que el Camarada Alfonso Cano descendió del bus en San Juan del Sumapaz,  dio comienzo a su trabajo por la paz del país por encima de múltiples riesgos y esfuerzos. Ese sería siempre el talante de su compromiso.

Un convencido de la solución política

Fue en Casa Verde, al lado de Manuel y Jacobo, en donde se inició de manera diligente su papel en el Secretariado.  De aquella época, que ronda los Acuerdos de La Uribe, datan los cimientos de la doctrina fariana sobre  la superación del conflicto social y armado en Colombia, según la cual esta sólo podrá fundarse en la solución  de los problemas estructurales que originaron el alzamiento, contrariamente a quienes desde el Establecimiento y falsas posiciones de izquierda pregonan que la fórmula para la paz consiste en la renuncia de los revolucionarios a sus principios, su sometimiento a las posiciones de las clases dominantes y la traición ante las ofertas y lisonjas del Establecimiento.

Fue a Alfonso a quien correspondió encabezar la delegación de voceros de las FARC en las conversaciones entre la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar y el gobierno de Cesar Gaviria en Caracas y Tlaxcala, que fracasaron cuando el gobierno optó por levantarse de la mesa, para evadir la discusión con la guerrilla y la dirigencia sindical, acerca del paquete de medidas económicas neoliberales implementadas con los sonoros nombres de modernización, apertura económica y privatización.

También lo vimos en el Caguán durante la etapa de los diálogos con Pastrana, al lado del camarada Manuel y demás miembros del Secretariado, trazando las líneas que habrían  de guiar ese nuevo intento por hallar salidas civilizadas al conflicto que nos envuelve desde hace más de seis décadas, el cual  naufragó nuevamente cuando el gobierno de turno, argumentando razones similares a las de Gaviria, acabó de manera unilateral con el proceso, abandonando la discusión de los temas pactados en la agenda.

Tras asumir la comandancia de las FARC, el camarada Alfonso Cano, consecuente con esta línea de conducta política, asegura en carta dirigida mandos y guerrilleros en junio de 2008: “Persistiremos en nuestros esfuerzos por alcanzar la paz democrática por las vías civilizadas del diálogo tal como lo hemos hecho desde hace 44 años, porque es nuestra concepción revolucionaria, porque así son nuestros principios”.

Y unas semanas antes de morir, en mensaje enviado al Encuentro Nacional por la Paz realizado en la ciudad de Barrancabermeja, expresa así  su pensamiento: “Las FARC-EP quiere hoy reiterar, una vez más, que creemos en lo solución política, que creemos en el diálogo, que creemos viable la consigna central de este evento, la consideramos justa.  El diálogo es la ruta. Los convocamos a todos ustedes a que  a partir de la culminación de este evento irriguen en el país y en el mundo esos inmensos deseos que tenemos las grandes mayorías de este país de encontrar las soluciones políticas al conflicto”.

Ese era su pensamiento, su concepción de paz para la patria, una paz cimentada sobre la base del progreso  y el bienestar para el pueblo, fundada en una verdadera democracia, con empleo, salario justo, tierra para los campesinos, salud y educación para todos. Tal vez por eso la burguesía militarista y sanguinaria, al igual que sus corifeos a sueldo, enemigos todos del pueblo de Colombia, aseguran que se trató de una persona intransigente, contraria a la solución política.

Sus aportes a la lucha

Junto con Manuel y Jacobo le correspondió a Alfonso integrar un equipo que en su composición resumía la esencia histórica de las FARC-EP, campesinos, obreros y estudiantes reunidos bajo las banderas ideológicas del marxismo leninismo aplicado a nuestra realidad, para verterlo en directrices certeras  al accionar político y militar del Ejército del Pueblo, en conclusiones de conferencias y plenos, declaraciones y manifiestos que desarrollan lo contenido del programa político partidario, el plan estratégico y la plataforma bolivariana.

Su invaluable aporte a la línea político militar de las FARC-EP  lo encontramos recogido en los múltiples documentos que le correspondió elaborar en su condición de miembro del Secretariado Nacional. En ellos se pone de presente su magistral capacidad de síntesis del pensamiento colectivo, su atinada visión de la realidad nacional y su certero manejo del método marxista para desentrañar la esencia de los fenómenos y dar respuesta precisa a los complejos problemas que se presentan a la dirección revolucionaria en un país como el nuestro.

Comunista integral, no vaciló en la defensa de los más caros principios organizativos cuando quiera que los mismos pudieran sufrir merma, o lo exigiera la lucha ideológica interna contra toda expresión extraña a la ideología proletaria.

En abril de 2000, ante más de treinta mil entusiastas asistentes y con  la presencia  de la mayoría  del Estado Mayor Central, Alfonso Cano asumió la dirección del Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia, con un sesudo discurso que puso al desnudo, de manera incisiva, el carácter violento y criminal del régimen, sustentando la necesidad de levantar esta novedosa herramienta organizativa como alternativa para la unidad de los humildes de Colombia, en su lucha por alcanzar la paz con justicia social y soberanía.

Por los mismos días,  en desarrollo de una reunión en Villa Nueva Colombia, sede de los diálogos con el gobierno, con  asistencia de embajadores y representantes de 29 naciones y el Estado Vaticano, expuso en nombre del Estado Mayor Central de las FARC las razones históricas del conflicto, develó la doble moral de la burguesía colombiana y el imperialismo norteamericano en el tema de la lucha contra las drogas, denunció la inclemente expoliación de nuestros recursos naturales y reclamó la solidaridad de la comunidad internacional en la búsqueda de la solución política para el conflicto. Su propuesta final de moratoria del pago de la deuda externa como forma de liberar recursos necesarios para nuestro desarrollo terminó por acarrearle el cerrado aplauso de todos los participantes.

Justo reconocimiento

Su designación como integrante de la dirección de la Coordinadora Continental Bolivariana se constituyó en el reconocimiento de los pueblos de Latinoamérica y el Caribe a su compromiso inquebrantable con la liberación del dominio imperialista. Reconocimiento que adquiere un carácter doblemente meritorio en una época como la actual, cuando la ideología dominante se encarga de proclamar que el imperialismo no fue más que una construcción mitológica del pasado, y se hace objeto de indescriptibles riesgos a todo antiimperialista consecuente.

El hombre revolucionario

Dueño Alfonso de una inmensa capacidad para el análisis, nada escapaba a su aguda y certera observación que luego tomaba cuerpo en frases precisas al hablar o escribir. Como expositor y conferencista de temas ideológicos o asuntos específicos de la problemática realidad colombiana, convertía en una rica experiencia el privilegio de escucharlo. Excelente conversador, de maneras amables en el trato y fino humor bogotano, trasmitía grata calidez a su interlocutor mientras con  su mirada de grandes ojos abiertos, indagaba las razones ocultas tras los gestos y personas.

Jamás abandonó su pasión por los deportes. Hincha enamorado del club Millonarios de la capital de la república, en cuyas divisiones inferiores llegó a jugar, no dudaba en plantar  discusión a cuanto seguidor del Independiente Santafé osara retarlo. Siempre siguió con atención los resultados del campeonato y vibraba o sufría con las actuaciones de su equipo. En épocas anteriores, cuando la dinámica de la confrontación lo permitía, se le veía con alguna frecuencia jugando al fútbol con sus camaradas o manejando con destreza la raqueta en una mesa de ping-pong.

Entre los juegos de mesa gustó sobremanera del armador de palabras, que al igual que las cartas le permitía desentrañar los pormenores más recónditos de la personalidad de sus rivales. Seducido por el automovilismo seguía emocionado las trasmisiones de las válidas y disfrutaba con los logros de Juan Pablo Montoya en la Fórmula Uno. Amante de los animales, cuidaba y atendía con cariño aquellos que escogía como mascotas. Entre estas se encontraron siempre los perros, que hasta su propia muerte le arrancaron especial afecto.

En sus ratos de ocio y entretención no faltó nunca la tertulia al ritmo de boleros antillanos y canciones clásicas de salsa, mientras degustaba un trago de Remy Martin. Y a la hora de bailar, sabía hacerlo con la especial habilidad de quienes aprendieron de esas artes en los lugares preferidos de la bohemia bogotana de los años sesenta y setenta del siglo pasado.

Pero sin lugar a dudas su verdadera pasión fue la lectura. Era común hallarlo sumergido en ella durante horas y horas, devorando un libro tras otro con incansable dedicación, sin que le faltara tiempo para leer en forma asidua diversas clases de revistas y publicaciones. Ello le permitía hallarse al tanto de toda clase de asuntos. Este hábito le venía de muy joven, quizás reforzado por la exigente discusión política que rondaba el caldeado ambiente de sus años de estudiante en la Universidad Nacional. Desde entonces ningún campo del saber escapaba a su atención, aunque sus favoritos fueran la filosofía, la economía, la política, la historia, la literatura, la lingüística y las distintas manifestaciones del arte.

El cuadro de teoría y práctica

Su incuestionable autoridad política y moral echaba raíces en la esmerada formación intelectual que se fue labrando con los años, al lado de la cual siempre jugó igual importancia su desempeño en las diferentes actividades revolucionarias. Alfonso añadió toda la vida a su innegable capacidad teórica una incesante práctica material que hizo de él un destacado cuadro integral del movimiento armado, dispuesto permanentemente a conjugar pensamiento y acción del modo más consecuente y valeroso.

Ese inamovible rasgo de su carácter nunca pudo ser perdonado por sus detractores, dentro de quienes se contaron siempre los desertores de la lucha revolucionaria legal o armada. Una vida ejemplar, al servicio de la causa de los pobres hasta las últimas consecuencias, constituye una impronta encendida y quemante que arde desesperante en la conciencia de toda esa inteligencia a sueldo del gran capital, que hoy como ayer destila su frustración en los medios de comunicación y el mundo académico  “políticamente correcto”.

Al fallecer el camarada Manuel, sus compañeros del Secretariado Nacional no dudaron un instante  para designar a Alfonso Cano como nuevo Comandante de las FARC-EP. Desde la fundación de la organización sólo Marulanda había ocupado ese   cargo. Al nuevo Jefe le correspondió asumir el mando en una etapa de intensa confrontación con el régimen, en la que demostró con creces sus capacidades como conductor político militar, ya evidenciadas en su desempeño como Coordinador de los Comandos Adán Izquierdo y Occidental. De modo rápido supo ganar el reconocimiento y el respaldo de mandos y tropas guerrilleras, que vieron materializar en la práctica concreta de los planes su certera orientación.

Prueba de ello el nivel alcanzado por las FARC en el departamento del Cauca, donde el Camarada Alfonso pasó sus últimos días al frente de los audaces destacamentos guerrilleros que diariamente ponen en aprietos a las tropas oficiales, cuyos mandos no logran explicarse las razones de su fracaso al tratar de contener el imparable accionar de la insurgencia. Allá, en medio del incontenible fuego guerrillero contra el régimen de oprobio y vende patria que nos oprime, Alfonso Cano cumplió en forma heroica su cita con la muerte, en ejercicio aguerrido de su misión histórica, para orgullo y ejemplo de los revolucionarios de Colombia, Latinoamérica y el mundo entero.

El Comandante Alfonso Cano cayó en combate, ofrendando su vida de manera generosa por la liberación de la patria y como muestra del compromiso irreversible que inspira a mandos  y combatientes del Ejército del Pueblo. Su vida y su muerte nos señalan la senda por donde han de transitar la victoria popular y Nueva Colombia.

Su testamento epitafio

Siguiendo el camino trazado por Manuel y Jacobo antes de partir, contó con tiempo y dedicación suficientes para completar los trazos sobre los cuales debemos continuar trabajando en este tramo de la historia. Así lo certifican las palabras dirigidas a todos los miembros del movimiento cuando asumió la comandancia de las FARC-EP:

“Camaradas: los caminos que conducen al incremento de la lucha popular en sus más variadas formas y a la conquista del poder, nunca han sido fáciles, ni en nuestro país ni en ninguna otra parte del mundo, ni ahora ni antes. Solo la profunda convicción en la victoria, en la justeza, validez y vigencia de nuestros principios y objetivos y un monolítico esfuerzo colectivo, garantizarán el triunfo. A los reaccionarios que hacen cuentas alegres con las FARC les informamos que la intensidad de la confrontación nos ha fortalecido, hemos estrechado vínculos con las comunidades, sus organizaciones y las luchas populares, elevado la disciplina y el respeto por la población civil e incrementado nuestra cualificación y aprendizaje. Han caído guerrilleros porque así es la lucha, pero también su generosa sangre derramada es evidencia de nuestro total compromiso con el pueblo, otros camaradas ya cubrieron la trinchera y muchos más continúan llegando a filas, así fueron también la gesta de nuestra independencia y todos los
procesos liberadores de la humanidad donde se desataron los demonios de la guerra…”

“…Somos una fuerza revolucionaria con la suficiente historia, solidez y consistencia para superar el fallecimiento de nuestro Comandante en jefe, porque él mismo nos instrumentó y contribuyó en el esfuerzo colectivo de consolidación política y militar. El Secretariado, el Estado Mayor Central, los Estados Mayores de los bloques y frentes, los comandos de todo nivel, los mandos y combatientes de las FARC-EP garantizaremos el triunfo”.

Palabras que parecen redactadas a propósito de su propia muerte, como si de su propio epitafio se tratara.

¡CAMARADA ALFONSO CANO!… ¡MORIR POR  LA PATRIA ES VIVIR PARA SIEMPRE!

Montañas de Colombia, enero de 2012


SECRETARIADO DEL ESTADO MAYOR CENTRAL
FUERZAS ARMADAS REVOLUCIONARIAS DE COLOMBIA EJÉRCITO DEL PUEBLO FARC-EP

lunes, 16 de enero de 2012

Carta a Medófilo Medina, por Timoleón Jiménez, Comandante del Estado Mayor Central de las FARC-EP

 Timoleón, cuanta dignidad y sabiduría encierran tus palabras
 
Doctor Medófilo Medina
Bogotá
Apreciado Profesor:

Con mi saludo quisiera hacerlo partícipe de la voluntad varias veces expresada por el Camarada Alfonso Cano de dar respuesta a su carta abierta. Es obvio que las circunstancias que lo asediaban hicieron imposible la materialización de su propósito.
Si me lo permite, muerto el Comandante en combate, intentaré sin pretensión satisfacer en parte sus inquietudes, salvando el hecho de que usted le haya escrito a él en consideración a la relación personal y política que sostuvieron en un ya lejano pasado. A veces me asalta el pensamiento de que quería usted entablar más un intercambio con el antiguo camarada que con las FARC.
Es que no es fácil relacionarse en las condiciones actuales del país con nosotros. Existe un prisma mediático establecido, que ubica de inmediato en la picota a quien ose asumir una visión distinta a la pregonada por el poder. Eso del pensamiento único es mucho más que una consigna. Adopta consecuencias letales, trascurre por el ostracismo y el olvido, la estigmatización, el fin definitivo del empleo, la intimidación, la ruina, la cárcel, hasta llegar incluso a una muerte anodina.
Su valentía merece reconocimiento. Como académico de criterio independiente, se arriesga a pasar de la efímera gloria concedida por sus francos cuestionamientos, a la irredimible condena por haberse prestado a servirnos de incauto instrumento. Todo dependerá de lo que los depredadores de oficio puedan obtener una vez se lancen hambrientos sobre nuestras consideraciones. Es eso en realidad lo único que les interesa, un flanco nuevo por el cual intentar desangrarnos.
El porqué de la guerra
El primer subtítulo de su carta dice: Los colombianos necesitamos entender el por qué de la guerra, lo cual nos confirma que usted no se encuentra solo y que un importante sector del pensamiento social espera sin prevenciones lo que podamos decir. El movimiento que se firma Colombianas y Colombianos por la Paz parece haberlos decepcionado un tanto, en atención a que en su parecer terminó absorbido por las urgencias emanadas del intercambio humanitario.
Quizás no resulte conveniente la generación de ese tipo de distancias. Tal vez lo que en el camino la senadora Piedad Córdoba y otras personalidades han comprendido, es que resulta más fructífero para la paz de   Colombia asumir tareas prácticas y concretas por la vida y la libertad de sus compatriotas, que enfrascarse en sesudos intercambios epistolares que generen un mar de especulaciones. Son puntos de vista, no necesariamente contradictorios, y que bien podrían marchar de la mano en una misma dirección. Es cuestión de sumar antes que dividir.
Pero expone usted en su apoyo argumentos que son respetables. El debate abierto y público de opiniones en torno a la inevitabilidad de la guerra y las posibilidades de la paz es urgente. Creemos que él envuelve una discusión amplia sobre las realidades económicas, sociales, políticas, culturales y hasta ambientales del momento contemporáneo mundial, latinoamericano y nacional. Nunca le hemos temido a eso, por el contrario, nuestro alzamiento en armas obedece a que siempre se nos han cerrado las puertas para tomar parte en él.
Usted no lo sabe, tal vez porque el tipo de vida que le implica su vocación por la investigación social y la enseñanza es muy diferente al nuestro. Pero eso que llama dificultades políticas y técnicas o los avatares de la guerra que podrían dificultar un intercambio fluido, significan en realidad que las veinticuatro horas del día hay sobrevuelos sobre nosotros ubicando la mínima señal eléctrica, de radio, teléfono o internet para molernos a bombas. Sin hacerle mención de las enormes operaciones terrestres que buscan exterminarnos.
Es una verdadera hazaña lograr hoy día comunicarnos con el resto del mundo. No solemos hablar de esto pues automáticamente nos exponemos a la furiosa jauría, siempre presta a escarnecernos por pretender aparecer como inocentes víctimas. Tal vez ustedes logren valorar la importancia de que nuestros adversarios otorguen garantías efectivas para nuestro ejercicio político. Valdría la pena que en aras de la paz intentaran también hacer conciencia en ellos al respecto. Pero no creemos que sus misivas en ese sentido cuenten con la difusión de las que nos dirigen.
Muy probablemente los tratarían de algo muy semejante a ingenuos útiles. Precisamente este conflicto es un debate armado en el que una de las partes, representada por el Estado, emplea todo género de recursos con el propósito de impedir la expresión del pensamiento de la otra. En el medio han estado siempre los que inclinados hacia nuestras posiciones terminan siendo víctimas de la persecución, así como quienes en aras de su tranquilidad han asumido que de lo que se trata es de decir cosas que halaguen a los poderosos, recurriendo por pulcritud al ingenio.
Qué bien le haría a la democracia y la paz que su carta contribuyera a abrir una brecha por la que el ciudadano corriente pudiera conocer la argumentación de las FARC y sopesar nuestra visión actual del país y nuestra propuesta hacia el futuro. La generalidad de su exposición parece apostar a la idea de que conseguirlo es un asunto sencillo, ligado fundamentalmente a una cuestión de voluntad personal. Así se desprende incluso de su ilación histórica, de acuerdo con la cual haber surgido fue justo, pero en cambio persistir hoy es infundado.
La democracia colombiana
Usted debe conocer que al interior del universo de los medios de comunicación circulan diccionarios para uso de redactores y presentadores. En ellos se define de modo categórico el listado de los términos que pueden ser usados y el sentido imperativo en el que deben emplearse. Imperialismo y oligarquía son, por ejemplo, palabras en absoluto desuso, que deben ser puestas en su adecuado lugar de ridiculeces cuando algún trasnochado vocero de extremistas las traiga a cuento. Existe un solo léxico admitido, y con el lenguaje unas únicas realidades permitidas.
Según estas, el sistema multipartidista y de elecciones periódicas promovido desde la Casa Blanca, es el máximo ideal democrático alcanzado por la humanidad. En nombre de él pueden invadirse y bombardearse países y pueblos enteros, desestabilizar gobiernos no afectos, o imponer por la fuerza autoridades transitorias o definitivas. Siempre con el sano y loable propósito de dar paso a las economías de mercado, a la millonaria inversión extranjera, a la exacción descarada de recursos naturales, al enriquecimiento apresurado de una élite privilegiada.
Nuestro modo de ver las cosas es distinto. Se parece más al del asesinado Presidente Lincoln. Gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo. Sobra decir que el régimen colombiano se ajusta más a las previsiones difundidas por el Washington de Bush y Obama. Se humilla ante ellas.
Nosotros creemos que no son coincidentes los intereses de las clases privilegiadas con los de los millones de destinatarios de sus políticas. Creemos que los de abajo tienen su propia visión de las cosas y nos identificamos con ella. Promovemos entonces un régimen político distinto.
Que parta de una premisa fundamental, la independencia y la soberanía nacionales. En Colombia debe gobernar un partido o movimiento que se  preocupe antes que nada por la suerte de sus habitantes, por elevar el nivel   de vida de los más desfavorecidos. Para hacer realidad eso, tal vez sea necesario chocar con los intereses de diversos monopolios económicos de aquí y el exterior. Pero las decisiones políticas fundamentales, y todas las demás, deben apuntar a satisfacer el interés de la mayoría de los colombianos.
Porque la política como tal, en este país y en la mayoría de las economías de mercado, ha perdido por completo su esencia. No se llega al poder para cumplir un determinado programa. Se llega para ejecutar las directrices emanadas de los grandes poderes internacionales. Las economías y los planes de desarrollo nacionales y locales están condenados a cumplir con el libreto del FMI, el Banco Mundial y la OMC, entre otras instituciones. Cada país y provincia tienen ya su destino fijado en una cumbre previa. Ningún gobierno puede salirse del guión establecido.
Si alguno lo pretendiere, será inmediatamente tachado de antidemocrático y quedará expuesto a peligrosas sanciones. Definitivamente eso no puede ser admitido en verdad como democracia. El ejemplo más a mano lo tenemos en Colombia. En la más reciente campaña presidencial los candidatos que quisieron contar con una mínima posibilidad de victoria, estuvieron obligados a declarar en sus propios estilos que continuarían con la seguridad democrática, la confianza inversionista y la cohesión social. Esa era la única línea que se consideraba como democrática.
Ninguna otra posibilidad contaba con la más mínima esperanza. Si recuerda usted las últimas elecciones regionales y locales, el tan promocionado ex guerrillero que terminó elegido a la alcaldía de Bogotá, tuvo que romper con el movimiento de izquierda del que hacía parte, declarar sin pudor su disposición a vincularse al proyecto de Unidad Nacional del Presidente y hasta identificarse con el cadáver político de Álvaro Gómez. Sólo con tan denigrante muestra de sujeción a los dictados del gran capital podía contar con su aquiescencia y por tanto terminar electo.
Como producto de eso, y no creo que usted se niegue a reconocerlo, el ejercicio de la política en los marcos institucionales de hoy, está vaciado por completo de contenido ideológico. Es que hasta la noción de ideología fue proscrita. Las campañas electorales se reducen a estrategias de marketing en las que cuentan son los capitales invertidos en la orgía publicitaria.
Capitales que tendrán que rendir sus beneficios desde las administraciones elegidas. Aspiraciones personalistas ligadas a los más bajos propósitos y encubiertas por floridos discursos que no dicen nada.
Ante tamaña realidad, los de abajo, el pueblo raso del que los usos corrientes prohíben hablar, no cuenta con posibilidad legal de expresar sus intereses. Se lo pretende arrastrar dentro de partidos y grupos nepotistas y corruptos, que sólo le producirán enormes decepciones. Por eso, para hacer valer sus derechos, la gente no tiene más alternativa que apelar a las calles, a las carreteras, a los paros y asonadas para lograr ser atendida. Es ese estrecho marco, reforzado por la violencia represiva y criminal del Estado, el que explica la resistencia popular a la represión, y la existencia y persistencia del alzamiento armado en Colombia .
Al tiempo que imprime forma objetiva al contenido de una solución política. Esta no puede entenderse sino como un replanteamiento del orden existente. No se trata de que guerrilleros arrepentidos y previamente desacreditados en extremo, entreguen las armas, se sometan al escarnio mediático y jurídico, para luego, con la espada pendiendo de un hilo sobre sus cabezas, ingresar al mercado de la política partidista a fin de hacer coro a las mentiras oficiales. De lo que se trata es de reconstruir las reglas de la democracia para que se debatan ideas y programas en igualdad de oportunidades.
Sin el riesgo de ser asesinados al llegar a casa. O desaparecidos y torturados por una misteriosa mano negra que ya se anuncia que existe, como aquellas fuerzas oscuras que exterminaron a la Unión Patriótica bajo la mirada impasible de la clase política colombiana. Es justo que se abra un debate público y libre sobre estos asuntos, que se pueda hablar de estos temas sin ser arrollados de inmediato por los monopolios informativos concertados. Porque hasta de eso se trata en una solución política, de cómo poner freno a la intolerancia del unanimismo mediático.
Un escepticismo fundado en la experiencia
Profesor, créame cuando le digo que admiro su coraje. Es imprescindible en cualquier sociedad la actividad de la gente que adversa con altura. Tal vez no estemos de acuerdo con todo lo que plantea, pero reconocemos su honestidad y nos inspira respeto. Verá, nuestro análisis de la sociedad colombiana no puede restringirse al examen de las individualidades. Usted mejor que nadie sabe que un enfoque científico, implica el reconocimiento de que los intereses de las clases inmersas en el proceso histórico, tienen mayor relevancia que la actuación de los personajes.
Varios de nuestros contradictores, desde espectros distintos, critican lo que llaman nuestra ceguera ante las positivas señales planteadas por Santos desde su llegada misma al gobierno. Que su reconciliación con Chávez y Correa, que su concertación con las cortes, que haber incorporado a Angelino, que sus guiños a la oposición, que su disposición a los derechos humanos, que su ley de víctimas y de restitución de tierras, que su voluntad de paz. Se empeñan en convencernos de que sumarse a Santos refuerza la lucha contra la extrema derecha fascista que representa Uribe, y enrumba el país por la senda de las reformas democráticas. Están confundidos cuando menos.
Santos no se distanció un milímetro de los intereses de las grandes corporaciones transnacionales que patrocinó la confianza inversionista de Uribe. Lo que nos muestran sus locomotoras es la extrema radicalización de las prácticas neoliberales, la aceleración incontrolada de la deuda externa, la más desvergonzada entrega de nuestras riquezas naturales, el arrasamiento ambiental en beneficio de los monopolios, la prelación por la agroindustria exportadora en perjuicio de la economía campesina. Las distancias políticas que separan a Uribe de Santos no son muy distintas a las que separan a Bush de Obama o a Mariano Rajoy de Zapatero.
Todo eso a la par con la profundización de la guerra, los bombardeos y la multiplicación de operaciones militares en las zonas agrarias, las capturas masivas silenciadas por la prensa en distintas regiones del país, el asesinato de dirigentes sindicales y populares, particularmente de reclamantes de tierras, su ley de seguridad contra la protesta ciudadana, sus programas de multiplicación carcelaria, etcétera. Su proyecto de reforma a la justicia resultó chocando de frente con las cortes y en cambio resucitó la justicia penal militar para reforzar aún más la impunidad.
Y ya sabemos cómo, sólo mediante una gigantesca movilización estudiantil, se logró frenar su proyecto de privatización de la educación universitaria. Quizás lo que está influyendo a distintas oenegés para salir en su defensa, son la fronda burocrática y los acuerdos de asesoría y asistencia, es decir los contratos implicados en la reglamentación de la ley de víctimas y restitución de tierras, para los cuales se hace ostentación de multimillonarios presupuestos que, seguramente, inspiran los buenos sentimientos de muchos sectores. Por la plata baila el perro dice el viejo refrán colombiano, del cual nos sentimos sincera y radicalmente distanciados.
Usted insiste en que expresemos una opinión ampliada sobre esta ley. Para ser sincero, las expectativas que nos despierta se parecen mucho a las que nos inspiró la aprobación de la ley de justicia y paz con la que se pretendió embrollar el problema paramilitar y reparar en primera instancia a las víctimas. Astutas maniobras para neutralizar la opinión internacional y cooptar opositores. Sus posteriores desarrollos, ampliamente conocidos, hablan por sí solos de sus falsas bondades. Los mismos personajes que asumieron la Comisión de Reparación vuelven a aparecer encabezando esta nueva aventura, lo cual resulta de por sí bastante diciente.
Sectores serios de la izquierda, en diversas publicaciones, han señalado ya repetidamente sus reparos, a los cuales sin dudar nos sumamos. Sería muy largo explayarnos aquí. Pero no sobra advertir que son los intereses de las multinacionales y grandes capitales locales, los que exigen una normalización o legalización de las tierras en las que adelantan o piensan adelantar sus proyectos de inversión agroindustrial. La urgencia de reglas claras apunta a preferir el derecho de terceros ocupantes de buena fe, con los que los modestos despojados tendrán que pactar sus cuotas de participación, perdiendo para siempre la posesión de su tierra y su proyecto de vida.
El derecho de las víctimas a retornar a su lugar de origen o reubicarse en otro, se consagra sujeto extrañamente a los marcos de la política de seguridad nacional, lo cual debía resultarles preocupante. Llama la atención que la exclusión del derecho a las víctimas del despojo anteriores a 1991, deja por fuera de plano a los campesinos desterrados en el Magdalena Medio durante la embestida paramilitar de los ochenta. Curiosamente esa región comprende las mejores tierras del país para el cultivo de la palma. Y una mención de Perogrullo, una cosa son los términos judiciales previstos en la ley y otra los reales que consumen los largos contenciosos ante los jueces.
Con relación a los sectores extremistas del latifundio, el paramilitarismo y mismo empresariado que se oponen a la aplicación de tal ley, cabe tener presente que si no representan una mayoría significativa en el entorno de los intereses involucrados en la normalización del derecho de propiedad, terminarán aislados. No podrán impedir la realización de los urgentes requerimientos del gran capital. Será éste el encargado de delimitar con el tiempo el verdadero alcance de la norma, y no serán los derechos de los desplazados los que terminarán imponiéndose. A menos que ocurra un cambio radical en este país, el cual no va a provenir, estamos seguros, del que algunos juzgan buen corazón de Santos.
Si por desgracia, fueran esos sectores radicales los que cuentan con el mayor peso, nuestro país va a verse abocado a una nueva y terrible ola criminal de masacres, asesinatos y destierros, los cuales solo vendrían a demostrar que Santos no fue más que la vana ilusión de algunos, en el sentido de representar sectores sociales distintos a las mafias y el lumpen que defendió su antecesor. Resulta así sospechosa la proclamada intención gubernamental de profundizar la guerra total contra nosotros antes que contra aquellos. Mal puede salirse a proclamar la necesidad de respaldar al actual gobierno. Antes bien, creemos que adquiere una urgencia acuciante denunciar sus demagógicas promesas y sobre todo su actuación completamente contraria a ellas.
Un poco de historia
La extensión de los temas implicados en su carta riñe con las circunstancias y el tiempo que nos permite la confrontación. El rigor académico exigiría en realidad que los argumentos en los que cifra usted ciertas afirmaciones acerca del pasado histórico, fueran expuestos con mayor lógica y amplitud, para poder sopesarlos en su justo valor. De alguna manera la naturaleza de su escrito lo impide, lo cual puede terminar por conducirnos a un vano enfrentamiento de supuestos inadecuadamente fundamentados. Sin embargo, me permito señalar algunos hechos que creo podrían enriquecer aun más sus apreciaciones.
Sin desmedro de la importancia que merece el estudio del paro cívico nacional de 1977, creo que el referente básico para la comprensión de los desarrollos posteriores de la historia colombiana no deja de ser el 9 de abril de 1948. De allí surgió la certeza de que cualquier alternativa política democrática, progresista, antiimperialista y popular estaba sentenciada a muerte por los sectores económicos y políticos dominantes en nuestro país. La convicción de que un levantamiento general de las multitudes inconformes estaba condenado al fracaso si no contaba con una dirección seria, madura, experimentada y consecuente. La legitimación del derecho del pueblo a alzarse en armas cuando la violencia oficial y privada se ensañara contra él.
También la inolvidable lección de que por más contradicciones que puedan existir al interior de las clases dominantes del país, estas terminan por unirse en un frente único y brutal cuando quiera que juzgan que el populacho se creció envalentonado a reclamar sus derechos. La pusilánime y ofídica actitud de la dirección liberal reunida con Ospina Pérez en palacio, ocupará siempre la memoria popular cuando se trate de graficar la traición contra toda una nación enardecida. Pero por sobre todo un aspecto de la historia nacional que usted apenas referencia para de alguna manera ponerlo en contra nuestra, la perversa intervención de los Estados Unidos.
Casi a la manera de un faro gigantesco que con su haz de luz rompe las tinieblas para conducir a buen puerto una embarcación en medio de la noche oscura, la correcta interpretación del papel desempeñado por la IX Conferencia Panamericana en el asesinato de Gaitán, y el señalamiento posterior contra el Partido Comunista como autor de ese hecho, ponen de manifiesto el trágico destino de nuestro país bajo la égida de la Doctrina de Seguridad Nacional adoptada tras la segunda guerra mundial por el Estado norteamericano. La teoría del enemigo interno que se encargarían de inculcar a todas las fuerzas armadas del continente dejaría una huella infame.
Son demasiadas cosas juntas como para menospreciar la trascendencia del acontecimiento. Es claro que con él se prefigura la suerte actual de Colombia. Hasta en algunos detalles sorprendentes, como que el primer designado a la Presidencia llevaba el apellido Santos. La misma sangre azul de los que pasan y vuelven a dirigir el país. Había también un Lleras, del mismo pedigrí del ministro del interior actual. Y así, de prisa, valdría la pena recordar que el afán del fanático falangista Laureano por una salida militar a la crisis, terminó por servir a Ospina para convencer al liberalismo de la conveniencia de un arreglo amigable.
Un nuevo episodio de la rivalidad entre esas dos familias conservadoras tuvo lugar durante el paro del 14 de septiembre. El llamado ospinopastranismo, resentido contra la tenaza Álvaro-Lopista que lo excluía de la burocracia, optó por sumarse a la convocatoria de paro, aupando a la UTC a salir a la calle a sumarse a los 3 millones de arrepentidos que habían votado en el 74 por Alfonso López. Era su pequeño desquite por el 9 de abril. Cuando la protesta social se desbordó incontenible, los godos echaron atrás, interesados apenas como estaban en puestos y contratos. Son antecedentes que se olvidan a la hora de estimar la sinceridad de la voluntad de paz de Andrés Pastrana, hijo de Misael, cuando decidió jugarse un diálogo en el Caguán.
Eso de la intervención norteamericana se convirtió en una atrocidad mundial en los años sesenta del siglo pasado. El pavor al imaginario despliegue soviético y a otra Cuba, en medio del renacer independentista de África y Asia, sofisticó la Doctrina de Seguridad Nacional a la modalidad de la contrainsurgencia aprobada por John F. Kennedy. De ella provendrían el escalamiento de la agresión a Vietnam, la matanza de medio millón de indonesios en nombre del anticomunismo, el golpe militar contra Juan Bosh y la intervención militar en República Dominicana, el golpe en Brasil contra el gobierno de Joao Goulart. Y el Plan LASO que involucraría a la región agraria de Marquetalia primero, y luego a Riochiquito y otras zonas del país.
Mal puede entonces compararse la naturaleza de los conflictos agrarios en el Sumapaz o el Tequendama, en defensa de la vida y de la propiedad de la tierra contra la voracidad latifundista, con la campaña terrorista anticomunista desplegada por el imperialismo en todo el orbe y aprovechada por la oligarquía liberal conservadora para eliminar la oposición a su Frente Nacional. Los intereses en juego eran completamente distintos. Cuando los campesinos marquetalianos se dirigieron al país y al mundo entero, pidiendo solidaridad para evitar ser agredidos como se tramaba, ofrecieron en cambio un diálogo que fue rechazado de plano y se trocó por bombas y metralla. De allí brotaría el histórico Programa Agrario que definió el carácter de su lucha.
Se trataba de una lucha de índole política, por el poder para el pueblo. Ni en ese Programa Agrario, ni en ningún documento posterior de las FARC hasta la fecha de hoy, se ha planteado jamás que como organización político militar nuestra meta sea la toma del poder tras derrotar en una guerra de posiciones al Ejército colombiano, como se repite una y otra vez por todos aquellos que insisten en señalarnos la imposibilidad de ese objetivo. Desde nuestro nacimiento las FARC hemos concebido el acceso al poder como una cuestión de multitudes en agitación y movimiento. Así como con la táctica de la combinación de las formas de lucha definimos que no desdeñamos ninguna de las vías que las clases dominantes nos permitan u obliguen a emplear.
Desde luego que esa es otra discusión que desborda el tema de que nos ocupamos. Déjeme decirle en cambio, Profesor, que cuando se estudian fenómenos complejos, hay que tener los dos ojos abiertos, para no incurrir en el error de mirar un solo aspecto. Si la desmovilización de las guerrillas liberales y comunistas que se sucedió en el país en el año 1953 no condujo a la paz definitiva, a quienes menos puede imputárseles la responsabilidad es a los comunistas. Los movimientos de autodefensa del sur del Tolima se trasladaron al oriente de ese departamento, a Villarrica y sus alrededores, ilusionados con las promesas oficiales y dispuestos a convertirse en pacífico movimiento agrario.
De allá los sacarían a la brava los planes militares de la dictadura de Rojas Pinilla, en uno de los dramas humanos más terribles y conmovedores de la historia colombiana. La guerra de Villarrica aparece en crónicas de la época, como crudo testimonio del trato que confieren los dueños del poder en Colombia a quienes confían ingenuamente en sus palabras. De esa auténtica diáspora terminarían surgiendo las colonias agrarias del Ariari, Guayabero, Duda, perseguidas igualmente con saña en años posteriores. El pequeño foco campesino dirigido por Jacobo Prías Alape y Manuel Marulanda Vélez, que optó por penetrar a las profundidades de la montaña y fundar la región de Marquetalia, sería atacado una década después, tachado de república independiente.
Usted reconoce no ser un experto en las FARC. Al parecer hay especialidades académicas sobre nosotros. Que sepamos, ninguno ha llegado acá nunca a entrevistarnos. Es lo menos que podría esperarse de quienes escriben libros o dictan conferencias sobre nuestra lucha. Cosas de la ciencia social posmodernista. La desconfianza al discurso del poder no es cuestión gratuita. Ya le hablaba de Villarrica. Está también lo sucedido con Guadalupe Salcedo y otros jefes guerrilleros desmovilizados. Carlos Pizarro. ¿Usted de veras cree que tiene alguna presentación decir que el genocidio contra la Unión Patriótica hubiera sido evitado por la reacción ética de fuerzas considerables de opinión surgidas como reacción del abandono de las armas por nosotros?
El exterminio de la Unión Patriótica se halla enmarcado dentro de la estrategia del denominado conflicto de baja intensidad, una versión más avanzada de la Doctrina de Seguridad Nacional. La UP era uno de esos partidos ' antidemocráticos' que según el documento de Santafé debía ser neutralizado por promocionar el estatismo. Si usted hace memoria, tal vez recuerde que no sólo se persiguió de manera implacable a la Unión Patriótica, sino que con ella perecieron también los más destacados defensores de los derechos humanos, los dirigentes sindicales, campesinos y populares más comprometidos en el conflicto con las recién aparecidas políticas neoliberales. Más tarde no sólo se asesinó a los líderes sino que fue emprendida una diabólica operación de exterminio generalizado, desplazamientos y terror.
Usted dice bien, todo ello producto de una impúdica alianza entre sectores de las Fuerzas Armadas, mafias del narcotráfico, gamonales políticos y paramilitares. Pero soslaya que aquello se constituyó en una verdadera política de Estado, auspiciada y consentida desde el Pentágono. Excluya los muertos de la Unión Patriótica, caídos, según usted, por obra de nuestra utópica y catastrófica decisión de sentarnos en dos sillas. ¿Cuántos suman? ¿5.000? Resultan en realidad un porcentaje mínimo en el espantoso holocausto en que las clases dominantes sometieron a nuestro país en las últimas tres décadas. ¿Fueron dique de contención de semejante avalancha de sangre las fuerzas políticas y corporativas que hubieran actuado por obra de nuestra desmovilización?
Profesor, lo que ha sufrido nuestro país durante décadas es la siniestra práctica fascista de seguridad nacional con traje de democracia. Esa no cambia porque el Presidente haya sido Valencia, Belisario (¿Recuerda el Palacio de Justicia?), Gaviria, Samper, Uribe o Santos. Mientras los colombianos en conjunto no tomemos la decisión real de apelar a todas nuestras reservas políticas, sociales, culturales y éticas a fin de desterrar de los cánones constitucionales y legales esa perversa concepción de Estado, que encarnan en primer término las fuerzas militares y de policía, el fin del conflicto y la paz permanecerán muy distantes. En ese contexto, la voluntad de paz adquiere visos complejos, que superan de lejos la decisión unilateral de entregar armas.
Unas precisiones necesarias
Al igual que sucede con el desconocimiento de la situación que soportan en las cárceles del país una considerable proporción de colombianos encerrados por cuenta de su pertenencia a las FARC, al lado de los cuales una porción notablemente mayor de compatriotas paga entre rejas su vocación por la lucha social y política, da la impresión de que para mucha gente en nuestro país los guerrilleros heridos o muertos en combate no existieran, o al menos se tratara de unos seres humanos inferiores cuya deleznable vida puede ser truncada sin que le importe a ninguno.
Pero no es así, en verdad, Profesor. Dentro de las miles y miles de víctimas del fascismo en nuestro país, hay que incluir también a las valerosas mujeres y hombres que entregaron su vida o su integridad física combatiéndolo. Y un razonamiento elemental conduce a hacerlo. Se trata de colombianas y colombianos que comprendieron la necesidad de luchar por un país mejor, y asumieron esa tarea conscientes de los enormes riesgos que les deparaba. El alzamiento armado está reconocido como la forma más elevada de la lucha política, es decir que hace parte del aluvión de formas de actividad que persiguen el objetivo del poder para el pueblo. No es ajeno a este, y es más, no podría existir si no contara con una enorme base popular de apoyo.
Puede parecer ingenioso y hasta despertar aplausos, pero no resulta convincente trazar una frontera que separe a la guerrilla de la lucha popular, ni reclamarle de manera independiente cuáles puede contar como suyos entre los éxitos conseguidos a favor de las masas oprimidas. Las luchas de todos los de abajo conforman un frente y sus conquistas o reflujos benefician o aplazan el acercamiento al objetivo general de redención social. Desde luego que examinar las cosas así se corresponde a la óptica de clase de los explotados. Otras visiones, animadas muchas veces por la idea de una neutralidad inexistente, en realidad hacen parte y sirven a los intereses de los de arriba, a la burlona sonrisa de los sectores dominantes.
La lucha popular en su conjunto ha conseguido muchas cosas y la sola pregunta, cuando menos, destila cierto veneno, bien sea de naturaleza nihilista o francamente burgués. De la lucha armada de veinte años que precedió a los Acuerdos de La Uribe, se derivarían para el país efectos verdaderamente modernizantes que implicaron importantes avances. Desde luego que unidos a los clamores y reclamos de muchos otros sectores, ya lo decía atrás. No se trata de metas acabadas, sino especies de postas para el posterior relevo que lleve las cosas más adelante.
¿A quién en Colombia le parece tolerable hoy que el Presidente de la República designe uno a uno los gobernadores y estos luego uno a uno a los alcaldes? ¿Acaso no fueron los tiros y las resonantes denuncias de las guerrillas colombianas las que pusieron en el centro del debate nacional el tema de los derechos humanos? Después se tejería toda una leyenda en torno a la idea de la séptima papeleta que supuestamente sirvió de origen a la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente. ¿No fue un clamor mil veces repetido al país por Jacobo Arenas, la necesidad de realizar una Constituyente que relevara la vieja constitución del 86?
Debe sonarles a bofetada en el rostro a los militares colombianos, y más ahora que se aprestan a que el Congreso santista les reviva su fuero militar, el que las FARC afirmemos que a punta de denuncias y tiros también, desempeñamos un rol determinante en la concepción restrictiva que terminó imponiéndose en nuestro país sobre esa jurisdicción especial patrocinadora de escandalosa impunidad. Plinio Apuleyo Mendoza o José Obdulio Gaviria viven amargados, restregándoles a los demás colombianos cómo permiten que la guerrilla se cuele en todas partes. No es la guerrilla, señores trogloditas, son los avances democráticos de la lucha popular.
¿Y el estado de sitio? ¿Y el arrinconamiento del paramilitarismo fascista? ¿Será cierto de verdad que las armas en manos del pueblo no jugaron un papel considerable en ello? La lista que podría ir completándose es muy larga, Profesor. Incluso podría convertirse en un importante tema de estudio en foros universitarios. Nuevamente el tiempo y el espacio me impiden extenderme más. Además de que al hacerlo, de buena fe y sin intención de perjudicar a nadie, podría acrecentar el disgusto de personajes y sectores supremamente peligrosos para la salud de los heroicos compatriotas que, en distintos momentos y lugares, han levantado tan dignas banderas.
Hasta cierta etapa de la lucha armada, anterior a la generalización de la táctica estatal de combatirnos con la fórmula de secarle el agua al pez, nuestra presencia y combatividad en muchas regiones del país, dio origen a que en las alturas del Estado se enteraran de la existencia de esas gentes y la suma de adversidades que pasaban. El afán de aislarlas de nosotros, condujo por una especie de carambola, a que así se tratara de trochas llegaran a muchos pueblos y veredas, vías por las cuales circulara un carro de línea, escuelas donde los niños pudieran educarse, puestos de salud en donde al menos una promotora les suministrara una elemental asistencia.
Hasta la consolidación actual que pregonan practicar en catorce zonas del país las fuerzas militares, ha implicado la atención de algunas de las necesidades angustiosas de la gente. Mal haríamos nosotros en sobreestimar este aspecto sobre los desplazamientos, los encarcelamientos masivos, las persecuciones, los crímenes y el terror generalizado que impone la ocupación militar de extensas áreas, así como el repoblamiento de las mismas con gentes de su fiar. La asistencia social de programas como Familias en Acción, que hace parte de todo lo anterior, no deja de tener el sabor amargo de que jamás habría surgido si la guerrilla no hubiera puesto antes un pie allí. Esto suena indignante, pero no deja de ser útil para dimensionar la mezquindad de los planes oficiales.
En su reciente viaje a Londres, Santos se convirtió en presa de caza de los medios por haberse atrevido a hablar de despenalizar las drogas. En el Pleno de Estado Mayor Central del año 2000, en pleno proceso del Caguán, de manera oficial, las FARC planteamos al pueblo norteamericano, a su Congreso y al gobierno de los Estados Unidos la legalización de las drogas. Y los campesinos de este país llevan décadas hablando del asunto en distintos espacios. Si tal eventualidad llegara a producirse un día, la historiografía oficial se encargaría de ensalzar al actual Presidente como el artífice de tan trascendental medida. No sería la primera vez en la que las clases dominantes colombianas se apropian de viejos anhelos populares para presentarlos como suyos y negar de paso la actuación de los desposeídos en la historia.
La voluntad sincera de paz
Hablando del Caguán, lo invito Profesor a realizar un desprevenido estudio histórico de los Acuerdos que posibilitaron la zona de despeje y los diálogos cumplidos allí. A la luz de las reglas pactadas con Pastrana, haciendo caso omiso de las malintencionadas campañas de prensa, no puede encontrarse un solo hecho de parte nuestra que signifique una violación a las mismas. Fue el Estado quien hizo valer su tesis de dialogar en medio del conflicto, lo cual quería decir que por fuera de la zona de despeje la guerra continuaría con toda su crudeza. La propia Defensoría del Pueblo se encargó de declarar que las supuestas pistas que mostró Pastrana en fotografía para justificar el fin de la zona, eran en realidad antiguas carreteras.
Pero la embestida mediática adquirió tal dimensión en contra nuestra, que Osama Bin Laden o Hussein resultaban ángeles comparados con nosotros. Lo que jamás ningún analista objetivo se ha detenido a examinar, es la actitud del gobierno, que en la Mesa hablaba un lenguaje y por fuera de ella el contrario. Uno de los Acuerdos fundamentales a que llegamos se llamó la Agenda Común por el Cambio para una Nueva Colombia, la relación precisa de los temas que ocuparían la discusión en la Mesa de Diálogos: El contenido de los acuerdos de paz, la doctrina militar, las reformas democráticas al sistema político, el modelo de desarrollo económico, el régimen tributario, el empleo y la atención social, la tierra, la política de explotación de los recursos naturales, las relaciones internacionales y el tratamiento social al problema del narcotráfico.
En tres años de conversaciones, el gobierno se dio maña para que ni siquiera uno de esos puntos fuera abordado en los diálogos. En medio centenar de audiencias públicas a las que concurrieron más de 30.000 colombianos con sus propuestas sobre los temas específicos de las convocatorias, y en un sin número de formales Mesas Redondas con sectores de la producción y la academia, fueron debatidos temas de trascendencia para la vida y el futuro del país. Se suponía que la Mesa de Diálogos se encargaría del examen de lo concluido en todos esos eventos. En eso consistía el proceso, de conformidad con las reglas pactadas. Ni una sola vez, absolutamente ni una, el gobierno posibilitó dar paso en el orden del día de las reuniones a ese asunto.
Contrariamente a lo que se comprometía en la Mesa, públicamente declaraba todo el tiempo que temas como el Plan Colombia, los acuerdos de ajuste con el FMI, el Plan Nacional de Desarrollo, las reformas constitucionales tipo régimen de transferencias, o legales como el nuevo código minero no hacían parte de ningún tipo de debate con la guerrilla. O sea que borraba con el codo los compromisos firmados con Manuel Marulanda Vélez, difundidos ampliamente por la prensa nacional. Y sin embargo, nadie hablaba de ello. Era como si no estuviera pasando. Lo que se revelaba todos los días al país era que las FARC no tenían la menor voluntad de paz, que en cada respiración estaban violando los acuerdos.
De ese modo quedaba patente la verdadera intención oficial, lo único que nos reservaba era el derecho a la rendición sin condiciones. El gobierno era consciente de que si no lo lograba, al menos ganaba el tiempo que necesitaba para readecuar a las fuerzas armadas para la guerra de exterminio. Ningún estudioso del tema puede dejar pasar por alto el inmenso significado de lo expresado por el Comisionado de Paz de entonces, Víctor G. Ricardo, al periodista Hollman Morris, en su documental sobre el encuentro EL DIÁLOGO ES LA RUTA celebrado en Barranca en agosto pasado: si las FARC en ese momento hubiesen sabido que el Estado no contaba con qué comprar un cartucho, no se hubiera sentado a dialogar en el Caguán.
Era el Establecimiento quien se burlaba abiertamente no sólo de nosotros sino de la comunidad nacional e internacional que acompañaba el proceso. La gran prensa desempeñaba con lujo de detalles su nefasto papel en esa conspiración contra Colombia. De lo que se trataba en realidad era de aniquilar de una vez y para siempre la oposición a la radicalización de las políticas neoliberales impuestas por la banca trasnacional y aceptadas de buen grado por la oligarquía gobernante. Basta con observar quiénes integraban el equipo de gobierno de Pastrana y quiénes lo integran hoy. Es el mismo grupo de tecnócratas formados y devotos por la Escuela de Chicago, cuyas realizaciones hacen hoy aguas en todo el mundo.
Es por eso que no se encuentran diferencias de fondo entre lo que se nos exigía por debajo de la mesa una década atrás y lo que se nos conmina a hacer hoy día con la famosa llave oculta de Santos. Hace diez años, además, se hallaba en esplendor el dominio abierto de los llamados halcones en el gobierno norteamericano. La reconocida alianza entre el poderío militar de ese país y las grandes corporaciones industriales y financieras, que suele agruparse en la denominación complejo militar industrial del Pentágono, abría sus fauces guerreristas ansiosas de más negocios por cuenta de la guerra en cuanto rincón de la tierra le fuera posible.
Vale la pena indagar cómo se contabilizan aquí los centenares, los miles de millones de dólares de la ayuda norteamericana a la guerra. ¿Harán parte del superávit en la balanza de pagos? ¿Influirán en la cifra de crecimiento de la inversión extranjera? ¿Se reflejan en el avance del PIB? Lo que estudiosos muy serios sostienen es que tan grande avalancha de recursos provenientes de los impuestos pagados por los ciudadanos de los Estados Unidos, constituye en realidad un escandaloso chorro de subsidios a las grandes empresas ligadas al sector bélico. Los dineros nunca entran a Colombia, sino que con ellos se pagan todas las armas e implementos que fabrican esos pulpos empresariales y que se trasladan aquí con el benévolo nombre de ayuda.
Ellos más que ninguno, animados por su satánica idea de guerra contra el terrorismo, presionaban la escalada del conflicto colombiano. La guerra total contra las guerrillas, en la concepción de seguridad nacional, serviría a la vez para golpear indistintamente al movimiento social y popular que se enfrentaba decidido a las medidas neoliberales de privatización, flexibilización laboral y libre comercio. Todas ellas, como tenemos cada día más claro, nos condenan cada vez más al saqueo descarado de nuestros recursos naturales, a la eterna soga al cuello del crecimiento de la deuda, y sobre todo al recorte acelerado de los servicios públicos y derechos conquistados por los trabajadores en tiempos pasados, sin posibilidad de marchar hacia adelante.
¿No es que ya anuncian un nuevo régimen de jubilaciones que alarga aún más la edad para tener derecho a una pensión? Como ve, Profesor, eso que usted y muchos colombianos percibieron como el síndrome del Caguán, y que los llevó en un arrebato emocional a inclinarse hacia la extrema derecha que representaba Uribe, no pasa de ser una fábula, si se la examina de modo objetivo, ligándola a los demás aspectos de la realidad. Señalarnos más encima con el dedo índice a nosotros como directos responsables de ella, sobre todo desde la respetable posición de intelectualidad pensante, resulta un despropósito tan bien elaborado, que haría merecedor del galardón de oro a los publicistas y propagandistas de la globalización neoliberal.
Voy a decirle algo que a mucha gente le podrá parecer inadmisible. Si el ganador de las elecciones del año 2002 en Colombia hubiera sido Horacio Serpa, hubiera sido él el encargado de desarrollar con leves diferencias de matiz el Plan Colombia, el Patriota y la consolidación. Hubiera sido él quien firmara el TLC con los Estados Unidos y quien recorriera el mundo afanado por más acuerdos de libre comercio, del mismo modo como le señalaba con relación a quienes miran en Santos un campeón de la democracia. Nuestros Estados se hallan condenados a desempeñar un rol subordinado en el entorno de los intereses del gran capital trasnacional. Es por eso que retoma toda su urgencia la recuperación de la soberanía e independencia nacionales, así como la necesidad de la integración latinoamericana que nos permita enfrentar con éxito al monstruo.
Una ligera mirada al entorno
No creo que merezca debate su apreciación de lo que sucede en el entorno latinoamericano. Es justa y acertada. Apenas podría agregarle una mención. Es la que se refiere a los dos modelos de izquierda que se implementan en nuestro continente. Uno, el del Brasil, decididamente inclinado a la asistencia social, mientras en todo lo demás se ciñe a la cartilla dictada por los poderes internacionales del capital, y el otro, el de Cuba y Venezuela, que apuntan a construir un modelo socialista acorde con sus realidades nacionales, pero completamente autónomo en materia de políticas económicas. Usted sabe que Lula obtuvo incluso el título de personaje mundial del año en el 2010, mientras los Castro y Chávez reciben el trato de demonios en los círculos dominantes.
Fidel y Chávez son considerados los peores dictadores internacionales por las agencias de prensa norteamericanas y europeas. En Colombia, en el entorno de las clases dominantes y los grandes medios de comunicación, el proceso revolucionario venezolano es visto con la misma saña y repudio con que lo mira la catorce veces continuas derrotada oposición de ese país. La imperiosa necesidad económica impuso el acuerdo de Santos con Chávez, por el que el primero se comprometió a respetar lo que hacía el segundo en su país. Pero todos los colombianos sabemos lo que en realidad piensan Santos y su corte. Todos, al unísono, se unieron al coro de felicidad por el golpe del 11 de abril de 2002. La actitud sigue siendo la misma. No nos engañemos.
Aquí tenemos un ejemplo contundente de lo que significan las políticas neoliberales que no admiten Cuba y Venezuela. Se encuentra en la Guajira y se llama el Cerrejón. Hace casi tres décadas que se anunciaba la milagrosa redención que operaría la mina más grande de carbón a cielo abierto del mundo. La realidad dice más que las palabras. Los miles y miles de millones de dólares se fueron para otra parte. ¿Y los Wayú? ¿Y el acueducto de Riohacha? ¿Y la miseria galopante en la región? Hasta tuvimos en un comienzo una empresa minera carbonífera asociada con la transnacional. Se la tragaron también. El cuento de las locomotoras de Santos es más de lo mismo. Sería bueno indagarle sobre su inclinación por la guerra total en lugar de la paz.
El eterno sambenito
No lo culpo a usted. Nos han hecho mucho daño con eso. Resulta más cómodo estigmatizarnos así y echar bombas encima de nosotros, que dejar que hablemos y expongamos en igualdad de condiciones nuestro pensamiento y nuestra propuesta de país. Es su ventaja competitiva, al decir de ellos. El apoyo de los medios imperiales y locales para construir cuanto quieran. La cooptación de la inteligencia. La cárcel y la tumba para quienes sostengan lo contrario. Me ratifico sin vacilaciones en lo expresado por el Camarada Alfonso Cano en relación a nosotros y el narcotráfico. Sin ínfulas de prestidigitador. Voy a añadirle tan solo una cosa, dada su cortesía al escribirnos. Me imagino los adjetivos que me acarreará esto.
Si hay un oficio ingrato y malquerido es ser agente del fisco. Crear un impuesto que grave a los compradores de pasta de coca significa cobrarlo. Sucede que quien envía sus emisarios a buscar la mercancía, palabra de uso en su jerga, es la mafia crecida a la sombra del Establecimiento. Se trata de personas que han adoptado una decisión en la vida, hacer la mayor cantidad de dinero, en el menor tiempo posible, al precio que sea. Para pasarla tan bien como los capitalistas esos que ven en el cine y la televisión. A quienes también les salvan capitales en tiempos de crisis económica. Tratar con gente así no es fácil. Sus emisarios siempre tendrán el oculto propósito de burlarnos. Con esa intención inventan todo tipo de artimañas. No quedaba otro remedio que salirles al paso con algunas medidas, como fijar sitios exclusivos de venta, entre otras.
Sobre gestiones de ese tipo es que nuestros enemigos han edificado la leyenda. En realidad nosotros cobrábamos un derecho a las mafias por entrar a comerciar en las áreas de nuestra influencia. Ese tipo de relación, que no es precisamente de buenos amigos, nos convierte en demonios. A otros, relacionados con propósitos mucho más reprochables, les va mejor en su carrera económica, política o militar. El gobierno de los Estados Unidos sí que sabe hacerlo, como se vio en el famoso escándalo Irán-Contras. El problema con nosotros tiene motivaciones muy distintas. La siembra y la recolección de la hoja de coca obedecen a situaciones suficientemente explicadas en este país. Lo demás es carreta, como dijo Alfonso.
Antes de despedirme de usted, quisiera expresarle mis agradecimientos. Aunque con muchas interrupciones, el esfuerzo por responder de algún modo sus agudas inquietudes, que honradamente espero no vaya a terminar de algún modo en una afrenta, me ha resultado inmensamente placentero. En medio de nuestras diferencias, que no creo sean tantas como pudiera pensarse a primera vista, me veo obligado a reconocer en usted a un hombre francamente preocupado por la realidad y el futuro de nuestro país, a un colombiano hastiado de la violencia que hace enormes esfuerzos por contribuir a que se abran las puertas del diálogo y la salida civilizada al conflicto. Ese solo hecho lo hace acreedor a nuestro fraterno abrazo,

Cordialmente,
Timoleón Jiménez

(*) Timoleón Jiménez es Comandante Estado Mayor Central de las FARC-EP
Texto fechado en diciembre de 2011 y publicado inicialmente por la Fundación VOZ, en "La verdad del pueblos". Colección Batalla de Ideas Vol. 1 - Enero de 2012

Fuente: http://www.prensarural.org/spip/spip.php?article7176