sábado, 19 de octubre de 2013

A un año de los diálogos para la paz en Colombia. ¿Quiénes ponen los obstáculos para su consecución? Por Dax Toscano Segovia


Ha transcurrido un año desde que se hiciera público el inicio de los diálogos en busca de la paz para Colombia entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC-EP. 

El 18 de octubre de 2012, en Oslo, capital de Noruega, las delegaciones de ambas partes presentaron a la comunidad internacional y, fundamentalmente, al pueblo colombiano, sus primeras ideas con miras a alcanzar un acuerdo que posibilite la consecución de la paz que la mayoría de colombianas y colombianos desean para su pueblo. 

Los delegados del gobierno colombiano, encabezados por Humberto de la Calle, expresaron claramente su posición y su objetivo fundamental: el logro de la paz pasa por la entrega de armas por parte de las FARC-EP para que de esta manera puedan participar, bajo los márgenes del orden legal e institucional existente en Colombia, en la actividad política. 

En relación a los cambios fundamentales para acabar con la situación de hambre y de miseria del pueblo colombiano, el delegado del gobierno no planteó nada fundamental, más allá de una declaración retórica en la que dijo: “El Gobierno ha puesto en marcha una agenda audaz para introducir cambios sociales profundos en nuestra sociedad. Tiene una agenda progresista. El Gobierno ha reconocido la inequidad y la desigualdad existente en Colombia, pero no se limita al diagnóstico. Hoy hay en marcha una transformación de la realidad social en Colombia. Y las Farc tienen la posibilidad de unirse a ella, sin dejar su condición de contraparte al sistema, para catalizar el proceso.

Sobre las causas de esa inequidad y desigualdad, el representante del gobierno no dijo absolutamente nada, aunque hay que reconocer que por lo menos se hizo referencia a la necesidad de llevar adelante una política de restitución de tierras. Sin embargo, Humberto de la Calle no dijo quiénes han sido los que han despojado de la tierra a los campesinos colombianos, ni el qué contexto histórico en que se produjo dicho despojo, lo que sí hizo el delegado de las FARC-EP, Comandante Iván Márquez, en su intervención. 

Por el contrario, Humberto de la Calle manifestó su molestia frente a los planteamientos hechos por el líder guerrillero sobre las causas reales del conflicto en Colombia. La respuesta de la Calle fue agresiva y tajante: “ni el modelo económico, ni la doctrina militar, ni la inversión extranjera están en discusión”. 

El 12 de octubre de 2013 el delegado del gobierno volvió a ratificar que esos temas no forman parte de la agenda pactada con las FARC-EP. 

¿Cuál es el modelo económico que está defendiendo el gobierno? El modelo neoliberal, privatizador, explotador. ¿Cuál es la doctrina militar que no quiere modificar el régimen de Santos? La doctrina de la seguridad “democrática”, que se caracteriza por el ejercicio de la represión brutal de la oposición política de izquierda, por la criminalización de la lucha social y, fundamentalmente, por la pretensión de doblegar militarmente a la insurgencia colombiana con la ayuda de fuerzas extranjeras, principalmente de EEUU e Israel. 

El gobierno llegó a la mesa de diálogos con la creencia de que las FARC-EP asistían a la misma, debilitadas, desmoralizadas y al borde de la derrota, por lo que no les quedaba más que claudicar, firmar su rendición incondicional y entregar las armas. 

¿Cuáles son las razones por las que a lo largo de este año el gobierno de Juan Manuel Santos ha expresado su molestia frente a los pronunciamientos de las FARC-EP? 

Desde Oslo hasta La Habana, en lo que va de este año de conversaciones, lo que ha generado el disgusto del gobierno es que las FARC-EP hayan dado a conocer y explicado con profundidad las causas fundamentales del conflicto colombiano, así como las soluciones reales que podrían darse a las mismas a través de un programa mínimo de reformas democráticas del orden político y económico imperante en el país. 

El gobierno colombiano, amparado en un poderoso aparato de propaganda, con el respaldo además de los medios de comunicación privados, puestos al servicio del establishment, se cree con el derecho exclusivo de hacer puntualizaciones, acusaciones y señalamientos contra las FARC-EP. Pero cuando la insurgencia fariana, basada en realidades concretas y objetivas, ha pedido al Estado colombiano que responda por los problemas del país, se las acusa de querer entorpecer los diálogos con declaraciones fuera de lugar.

En Oslo, el enojo de Humberto de la Calle se debió a que el Comandante Iván Márquez hizo una explicación profunda de las causas del conflicto colombiano y de la violencia en el país, responsabilizando fundamentalmente al Estado y sus aparatos militares y paramilitares, así como a la oligarquía colombiana, del despojo de las tierras de los campesinos, del desplazamiento de millones de personas, de los crímenes de lesa humanidad perpetrados contra todas y todos quienes se oponen al orden injusto y explotador que impera en Colombia, como el genocidio cometido contra la Unión Patriótica, así como el asesinato de campesinos para hacerlos pasar como guerrilleros muertos en combate, en lo que eufemísticamente se conoce con el nombre de “falsos positivos”. 

Se resintieron los delegados del gobierno porque los comandantes de las FARC-EP tocaron fibras sensibles, que exaltaron los ánimos de estos miembros de la oligarquía política y económica colombiana. La actitud prepotente de la oligarquía santanderista, encrespada frente a las verdades dichas por el Comandante Iván Márquez, se hizo evidente. Y así ha sido a lo largo de estos 12 meses. 

Ese 18 de octubre de 2012, medios privados colombianos como Caracol y RCN, demostraron al servicio de qué intereses están. Mientras pasaron completa la intervención de los delegados del gobierno en Oslo, cortaron la transmisión de la intervención del Comandante Iván Márquez cuando hacía uso de la palabra, en nombre de las FARC-EP. 

En general, esa ha sido la actitud de los medios privados colombianos: la de difundir completamente los mensajes del gobierno y, por otro lado, censurar los mensajes de las FARC-EP, ya sea no difundiéndolos o editándolos a su gusto y capricho. Cuando se atreven a publicar ciertas declaraciones de los comandantes insurgentes, muchas veces las sacan de contexto,  a la vez que las estigmatizan.

Por supuesto que una vez instalada la mesa de diálogo en La Habana-Cuba, las y los periodistas colombianos y de otras latitudes fueron a la caza de los comandantes guerrilleros para “exigirles” que respondan a las preguntas formuladas por ellos, en base, casi siempre, a las informaciones del gobierno y de los aparatos de inteligencia colombianos. No han disimulado su posicionamiento en el conflicto colombiano a favor de los detentadores del poder. Como loras o papagayos hacen sus preguntas, fundamentalmente, en relación a las afirmaciones que, maliciosamente, hacen los servicios de inteligencia colombianos contra las FARC-EP. El periodista de Caracol, Diego Fajardo, preguntaba el pasado 23 de enero de 2013 al Comandante Iván Márquez sobre las supuestas tierras que la insurgencia habría arrebatado a los campesinos. Cuáles eran las fuentes del periodista, le indagó Iván Márquez, ante lo cual Fajardo respondió que el ejército colombiano. No pudo más que causar risa con su confesión.

El posicionamiento de la gran industria mediática en Colombia no debe causar sorpresa. Lo contrario sería extraño. Los medios privados colombianos y sus mercenarios de la palabra o de tinta, responden a los intereses de los grupos económicos representados por Sarmiento Angulo, Ardila Lülle o la familia Santo Domingo, propietarios de los medios de comunicación en Colombia.

Históricamente, la industria mediática colombiana no han mostrado mayor interés en la búsqueda de la paz, por medio de la solución de los problemas fundamentales que vive el país. Solo han abogado por la desmovilización de las guerrillas. 

Esta gran industria mucho menos ha sido artífice de un proceso de concienciación a través del cual la población, en general,  exija al poder establecido que se respete el derecho a disentir, a estar al otro lado de la orilla sin que le maten, sin que le asesinen. Por el contrario, los medios colombianos han sido cómplices en la falsificación de la historia por parte del poder, en el ocultamiento de los problemas sociales reales que vive el país. 

Los periodistas de esos medios, llenos de ínfulas y odio, hacen preguntas marrulleras cuando hay una rueda de prensa con los Comandantes de las FARC-EP, a la vez que lanzan acusaciones perversas, sin fundamento. Demuestran su postura ideológica, pero también su falta de investigación. A través de su actividad contribuyen para que la guerra continúe. Así lo hacen los editorialistas de los periódicos El Tiempo o El Espectador de Bogotá como el uribista Fernando Londoño, los paraperiodistas José Obdulio Gaviria o Salud Hernández y otros, no tan venenosos, como Antonio Caballero y María Jimena Duzán.  

Caballero, en un escrito titulado  “La Harley-Davison”, publicado el 22 de junio de 2013 en la revista Semana, escribió con burla: “Nunca, desde los tiempos del Caguán, habían tenido las Farc tal presencia mediática: la holandesita bonita, el ciego que echa chistes, el barrigón que escupe fuego. Entrevistas, y todas sus propuestas en primera página.” 

Ellos creen que pueden ofender, sin que se les pase la cuenta. Pero si el Comandante Jesús Santrich, con el buen humor que lo caracteriza, lanza una broma, ellos son capaces de crucificarlo por su “falta de seriedad”. ¡Hipócritas!   

María Jimena Duzán, en cambio, en carta dirigida al Comandante en Jefe de las FARC-EP, Timoleón Jiménez, lanza una arenga en la cual acusa a la insurgencia de ser temibles victimarios, permeados por el narcotráfico y de ser, además, los responsables de que entre la población haya desinterés sobre los diálogos, así como del estancamiento en las conversaciones que se llevan adelante en La Habana.  Al final de su diatriba dice que ojalá su carta sirva para un intercambio epistolar productivo y no para incentivar la cizaña. 

Primero lanza un sinnúmero de cizañas para luego decir que espera que no haya cizaña. Realmente son expertos en sofismas. Ataca con golpes bajos y se victimiza. Lanza acusaciones falsas con el objetivo de dañar la imagen de las FARC-EP y se hace la inocente. Sería bueno que la señora Duzán mandara una carta a Uribe o al propio Santos con el mismo ímpetu que lo hace con el Comandante Timoleón Jiménez. Al primero debería reclamarle sus vínculos con el narcoparamilitarismo, su responsabilidad con la perpetración de crímenes de lesa humanidad, así como por su postura desfavorable a los diálogos de paz y, al segundo, debería pedirle que explique por qué no quiere discutir lo que es necesario discutir en La Habana para solucionar los problemas que atañen a la mayoría de colombianas y colombianos o por qué no quiere establecer una tregua bilateral entre las fuerzas combatientes. ¿Se atreverá Jimena Duzán? 

“Las FARC deben responder por las víctimas”, claman en los medios colombianos a diestra y siniestra. Lo extraño es que nada dicen sobre la necesidad que el Estado colombiano y sus fuerzas militares y paramilitares respondan por las víctimas que han provocado en una política diseñada no solo para reprimir, sino para exterminar a las fuerzas populares, revolucionarias en Colombia. Esas víctimas no existen para los periodistas serviles. Dedicados a pedir gestos a la insurgencia, son los que menos gestos hacen en favor de la paz con justicia social. 

Eso sí, son expertos en distorsionar, en tergiversar, en definitiva, en manipular, en engañar, en mentir. Que si Iván Márquez tiene una moto Harley Davison, que las FARC-EP son dueños de tierras apropiadas por el despojo de los campesinos, que las FARC secuestran cuando capturan en combate a los soldados a los que se enfrentan, que las FARC-EP no están cumpliendo con los acuerdos preliminares, que las FARC ponen trabas al proceso. Se inventan cada cosa con la intención manifiesta de dañar a la insurgencia y sus Comandantes.

Manuel decía que llueva o haga calor, siempre resultaba que la culpa de todo, para los medios, era de las FARC. 

Volvamos al gobierno y sus delegados. Desde el principio fueron ellos los que con prepotencia pusieron los obstáculos. Incluso en cosas tan sencillas como la pretensión que por parte de la insurgencia se pronuncie exclusivamente el Comandante Iván Márquez, sin comprender que las FARC-EP funcionan como un cuerpo colegiado, democrático. 

Qué absurdo pretender silenciar a las voces de la insurgencia. Pero eso es lo que pretenden con el pretexto que eso le quita seriedad a los diálogos y que se crean falsas expectativas con las declaraciones de las FARC-EP. 

Si a las FARC, que han luchado cincuenta años para hacerse oír se les pretende obligar a callar, qué pasa con el pueblo que no tiene las armas para defender su derecho a expresarse en un país en el que solamente por opinar diferente al orden establecido, constituye de por si un delito y, además, un peligro para la vida misma. 

A propósito de esto, por qué el gobierno de Santos quiere resolver las cosas en forma vertical sin contar con la participación del pueblo. 

Ha sido la insurgencia fariana la que ha hecho un llamado permanente para que todos los sectores de la sociedad colombiana participen directamente en los diálogos de paz, tal como está estipulado en los acuerdos preliminares para llevar adelante los mismos. Mientras el gobierno se niega a aceptar la participación directa del pueblo, las FARC-EP, han recogido las propuestas de los diversos sectores que, pese a la censura, se han reunido para presentar sus aportes a la paz de Colombia. Más de 200 propuestas han sido presentadas por las FARC-EP en las que se reflejan, en gran medida, esos planteamientos de las organizaciones del pueblo colombiano. 

¿Cuál ha sido la respuesta del Estado colombiano, que se jacta de ser democrático, ante el llamado de las FARC-EP para que los diversos sectores den a conocer sus planteamientos sobre los diálogos de paz? Los han acusado de estar financiados por las FARC-EP, de hacer turismo político en La Habana y hasta se los ha pretendido criminalizar. De igual manera, la propaganda al servicio del orden establecido ha estigmatizado a quienes, de una u otra forma, quieren contribuir con su granito de arena para que se alcance la paz, tal como ha sido el caso de Álvaro Leyva Durán.  

¡Cuánta miseria humana! 

Sigamos recordando algunos episodios para comprender quienes son los que ponen trabas para la paz.
Ante los acuerdos preliminares entre las FARC-EP y el gobierno colombiano sobre el punto uno de la agenda, relacionado con el problema de la tierra, fue el presidente de la Federación de Ganaderos de Colombia, José Félix Lafaurie, el que manifestó exaltado su rechazo a los mismos. Y que decir de Uribe y sus secuaces como “Facho” Santos, enemigos declarados de la paz. 

¿Por qué la prensa no ha sido tan dura con ellos? Tendrán sus razones. 

Pero sigamos haciendo memoria. 

Recordemos por ejemplo que fueron las FARC-EP las que propusieron un cese al fuego bilateral y que ante la negativa del gobierno, en un gesto de buena voluntad, cesaron las acciones militares unilateralmente desde el 20 de noviembre de 2012, hasta el 20 de enero de 2013. Pero creyeron que el cese al fuego implicaba el bajar las armas para que el ejército colombiano le llene de plomo a las y los guerrilleros farianos. Entonces, cuando el ejército atacó y las FARC-EP dieron respuesta militar, dijeron que estas estaban  mintiendo. 

Definitivamente cuanta mierda lanzan los medios y la propaganda del gobierno colombiano.  

El ministro de la guerra, Juan Carlos Pinzón, es uno de los azuzadores de tanta mentira y engaño para desacreditar a las FARC-EP y, así, continuar con el conflicto. Como él no es el que combate, no le importa que otros vayan al campo de batalla a morir. 

¿Por qué los medios privados de comunicación en Colombia no dicen nada sobre la postura guerrerista de este señorito? 

El gobierno que supuestamente quiere la paz, dice que hay que arreciar la ofensiva militar y cuando las FARC-EP dan respuestas militares precisas, en cambio manifiestan que ellas son enemigas de la paz. ¡Farsantes! 

El gobierno de Santos se llena la boca diciendo que defiende la democracia, cuando en realidad lo que hace con sus acciones es perpetuar un régimen mafioso, oligárquico, antidemocrático. No fue acaso el gobierno de Juan Manuel Santos el que reprimió brutalmente el paro agrario y campesino, en el que las fuerzas del orden provocaron la muerte de personas y detenciones injustas de líderes sociales comprometidos con la lucha social, acusándoles de vínculos con la insurgencia. 

Por otro lado, por qué el gobierno colombiano se niega a dar a conocer  públicamente lo alcanzado en la mesa de diálogos. 

Seamos claros: Si el gobierno colombiano está convencido que  la mayoría de personas rechazan a la guerrilla, por qué tiene miedo a que se escuchen los pronunciamientos de las FARC-EP. 

El gobierno de Santos debería aprender a confrontar ideas en un plano de igualdad de oportunidades para las partes. ¿No dicen ser defensores de la libertad de expresión? 

Las FARC-EP han hecho públicas sus propuestas. ¿Cuáles son las del gobierno? 

Juan Manuel Santos en verdad parece ser un tahúr. Como un jugador de póker quiere embaucar al mundo entero, claro está, ayudado de su aparato de propaganda y de la industria mediática. 

Quiere resolver el conflicto vía decreto, desde arriba, en forma unilateral. Nadie niega que quiera la paz. Pero una paz que les garantice hacer lo mismo que hacen hoy, sin destinar dinero para la guerra abierta contra la insurgencia revolucionaria y, de esa manera, consolidar una nueva etapa del estado mafioso colombiano. 

El señor de la Calle habla del Estado democrático y de la legalidad de sus instituciones. ¿Democracia en Colombia donde el Estado oligárquico ha reprimido al pueblo, desaparecido sindicalistas? ¿Instituciones legítimas, cuando muchos de los congresistas colombianos estuvieron auspiciados por el narcoparamilitarismo? 

El señor Humberto de la Calle olvida, además, que el acuerdo general consta de un preámbulo vinculante, que quieren hacerlo desaparecer como por arte de magia. Además, si se trata de lograr la paz, ahora que hay una oportunidad valiosa, ¿por qué no discutir la política económica, la doctrina militar, si el fin más preciado es la paz?

Queridas y queridos lectores, analicen lo acontecido a lo largo de este año y saquen sus propias conclusiones de quiénes están a favor y quiénes están en contra de la paz.

18 de octubre de 2013
 

 


sábado, 5 de octubre de 2013

miércoles, 25 de septiembre de 2013

"Luchar por la vida, con alegría y dignidad" Entrevista con la Comandante de las FARC-EP, Laura Villa. Dax Toscano, 25 de septiembre de 2013



Hay acontecimientos en la vida de las personas que marcan profundamente a quien los vive. Esas vivencias son más importantes cuando, además, se las tiene junto a seres queridos y a personas que son excepcionales por su calidad humana, su modestia y, sobre todo, porque a través de su praxis, luchan por la consecución de un mundo más justo y más humano.

En La Habana conocí a una de esas personas, de las imprescindibles. Laura Villa, Comandante de las FARC-EP, ese ejército revolucionario de campesinos, obreros, estudiantes y pensadores al servicio de las causas del pueblo.

Con treinta años de edad, Laura combate ahora en La Habana, en otro escenario de lucha, por alcanzar la paz con justicia social para Colombia.

Comandante Laura Villa ¿cuáles son sus orígenes?

Primero que todo, los saludo con un abrazo fraterno y bolivariano, a nombre de nuestra organización revolucionaria las FARC-EP, de su delegación de paz, y especialmente de todas y todos los guerrilleros que se encuentran en las montañas de Colombia resistiendo y combatiendo por la Nueva Colombia. 

Para hablarte de mis orígenes me traslado a Colombia, a un departamento de la región Andina: Boyacá. Nací en Tunja, su capital.

Mi familia es de clase media, soy la cuarta  de cuatro hijos. Mis padres, los típicos boyacos, consideran que la única herencia que se les deja a los hijos es el estudio, razón por la cual todos cursamos carreras universitarias.

Mis progenitores siempre fueron trabajadores oficiales del Estado. Mi madre como secretaria y mi padre como auditor.

Cursé mis estudios de primaria y secundaria en un colegio público, el Colegio de Boyacá, muy famoso en su época por la calidad de la educación. Ahora con la privatización y las reformas educativas, las cosas han cambiado bastante. Luego cursé mis estudios universitarios en la carrera de  medicina en la Universidad Nacional.

Comandante ¿cómo se vincula a la lucha revolucionaria y en qué circunstancias se une a la insurgencia fariana?

La verdad no me di cuenta en que momento, exactamente, vinculé mi vida al trabajo revolucionario. Me acuerdo que desde la secundaria mostraba bastante interés por  aportar en buscar salidas a medidas arbitrarias del gobierno frente a las reformas educativas, y la privatización de los servicios públicos en la ciudad. Me llamaba mucho la atención escuchar los discursos de los dirigentes estudiantiles y me motivaba bastante acompañar a la gente de los barrios populares en los paros que hubo hacia 1996 contra la privatización de los servicios públicos. Luego ingrese a la Universidad Nacional, que constituye un centro académico donde, aparte de la formación profesional, hay la oportunidad del debate de ideas, sobre temas políticos, económicos e ideológicos importantes para el país. En mi caso, aprendí a ver de una forma bastante crítica como el Estado estaba convirtiendo en negocio a la salud y la educación.

¿Qué significado tiene para usted tener el grado de Comandante guerrillera? ¿Cómo asumen los combatientes farianos que una mujer ostente el mando, sabiendo que se proviene de una sociedad machista?
 
El grado de Comandante en la guerrilla, tanto para hombres como para mujeres, significa ante todo una responsabilidad que va mucho más allá de insignias o charreteras.

Ser comandante significa preparación para adquirir mayor claridad política, ser ejemplar ante los demás guerrilleros en el trabajo y en todas las actividades. Ser comandante es asumir la tarea de aportar con mayor entrega y arrojo para la transformación social.

En el espíritu y letra del estatuto de las FARC-EP, las mujeres y los hombres gozamos de los mismos derechos y tenemos los mismos deberes.  Y que este rol lo asuma una mujer es algo importante, porque se trata de una sociedad colmada de discriminación y machismo. De todas maneras, estos fenómenos sólo se resolverán cuando se superen obstáculos como la propiedad privada y los conceptos atrasados sobre la familia y las políticas del Estado que solo encuentran en la mujer materia prima  para la producción y la reproducción.

Comandante Laura ¿qué significa para usted el ejercicio de la política? ¿Cómo conciben el ejercicio de la política las FARC-EP?

El ejercicio de la política es la esencia de nuestra organización. Somos, ante todo, un partido que por las circunstancias de represión, militarismo y terrorismo de Estado nos vimos obligados a asumir la lucha armada para defender la vida y nuestro planteamiento político por una nueva sociedad.

Nuestro anhelo siempre ha sido buscar la salida al conflicto por medio de una solución dialogada. La historia demuestra los múltiples intentos por buscar la paz con justicia social, ante lo cual el  Estado siempre ha cerrado las puertas con más represión como en el caso del bombardeo a Casa Verde, el exterminio de la Unión Patriótica, el Plan Colombia, etc.  

Como bien sabemos la política está condicionada por la base económica y para que se den los cambios  hacia una sociedad realmente democrática, son necesarios cambios profundos en la estructura económica, ideológica, y política del Estado. 

En las FARC  empleamos la táctica de la combinación de todas las formas de lucha de acuerdo al momento político y al desarrollo de las contradicciones en los distintos niveles.

¿Cómo se lleva adelante la formación revolucionaria en las FARC-EP?

En las FARC-EP la formación revolucionaria se lleva a cabo ligando la teoría con la práctica. Cada escuadra guerrillera es a la vez célula política  y sus integrantes  son militantes del Partido Comunista Clandestino. Este juega un papel fundamental en la formación política e ideológica de los guerrilleros, cuya base filosófica es el marxismo-leninismo. Esto se lleva a la práctica en las distintas actividades de la vida revolucionaria: desde el combate, hasta la más simple de las tareas de la vida diaria.

Somos ante todo seres humanos, pero nuestra formación revolucionaria va impresa en todo lo que hacemos.

Como diría el Che: todo el tiempo vamos en la búsqueda del hombre y la mujer nueva.

Se cumplieron 3 años del asesinato del Comandante Jorge Briceño. ¿Qué puede decirnos sobre él?

El Comandante Jorge Briceño, vive en la mente y en los corazones de todos los farianos. Un hombre ejemplar, valeroso, de carácter, a quien no le temblaba la voz para decir verdades. Con una humanidad excepcional, sabía conocer muy bien a las personas. El “Mono”, como cariñosamente le decíamos, cumplía a la perfección el papel de padre, amigo, maestro y Comandante. Vivía pendiente hasta del más mínimo detalle. Autodidacta, para quien no existían imposibles. Siempre nos inculcó la importancia de ser guerrilleros como el escalón más alto  de la especie humana, ya que nos despojamos de todo para luchar por la vida con alegría y dignidad.

¿Cómo ve usted el desarrollo de los diálogos de paz en La Habana? ¿Qué falta para concretar la paz y que ésta no sea solamente una paz de los cementerios?

La paz que busca el pueblo colombiano es la paz con justicia social. Llevamos un conflicto armado, sangriento y degradado por el accionar criminal del Estado colombiano que lleva más de medio siglo.

Para darle solución, es necesario que se solucionen las causas que lo generaron: la violencia estatal, el terrorismo de Estado, el despojo de tierras, la pobreza, la desigualdad, la injusticia. La paz requiere de la voluntad y del reconocimiento de ambas partes de la Mesa. Que los acuerdos sean producto del intercambio de las partes, con la participación del constituyente primario que es el pueblo colombiano, quien es el arquitecto principal de la paz.

Paz significa cambios profundos en la estructura del Estado, en favor de las mayorías, con soberanía y una verdadera democracia.

En caso de concretarse un acuerdo ¿cuál va a ser el papel de las FARC-EP en un escenario distinto al de la confrontación bélica?

Se trata de continuar la lucha por nuestros objetivos políticos y estratégicos sin tener que hacer uso de las armas, pero para esto es necesaria una reforma al Estado que nos garantice la vida como principal derecho.

En lo personal podría contarnos ¿cuáles son los referentes suyos, quiénes le inspiran en esta lucha y por qué?

La verdad, en el trascurso de la vida conocemos personas que nos marcan profundamente con su ejemplo y enseñanzas, como el camarada Manuel y el camarada Jorge Briceño. El Mono  constituyó un gran referente, ya que gracias a él aprendí a ser guerrillera, a amar la revolución y dar lo mejor de mí en favor de las mayorías.

Finalmente Comandante, podría enviar un mensaje a los pueblos del mundo, sobre todo a la juventud

A la juventud va nuestro abrazo revolucionario, fraterno, latinoamericanista e internacionalista. La juventud es la semilla que germinará en los cambios sociales que necesita la humanidad, su rebeldía e irreverencia son el motor que dinamiza y acelera la revolución en marcha. Invito a la juventud a romper los muros que la sociedad capitalista y de consumo construye a través de sus instituciones mediáticas, educativas y religiosas, que no nos dejan ver más allá, y nos imponen el miedo a pensar diferente. Con el espíritu de la juventud vamos a dejar de contemplar al mundo para transformarlo.

No quiero terminar esta entrevista sin saludar al pueblo ecuatoriano que protagoniza cambios profundos bajo la dirección del presidente Rafael Correa, convirtiéndose en un ejemplo de lucha antiimperialista.


lunes, 23 de septiembre de 2013

Jorge Briceño vive en nuestros corazones, por Jesús Santrich


 (Enero 2 de 1951- Septiembre 22 de 2010)

Nunca un pueblo tuvo un salvador diferente a sí mismo; es decir, al universo colectivo de sus mejores hijos”, discurso en homenaje al Mono Jojoy.


En homenaje a un guerrillero valeroso que admiraba profundamente al Che, van primero que todo estas palabras con las que se identificaba absolutamente:

“...Teniendo en cuenta que ha de ser mi monumento
Diseñen un lugar para el combate por la causa del pueblo
Una trinchera, más bien un campamento,
Un sitio de batalla donde no habrá reposo ni en paz descanse para el guerrillero.
Advierto, desde ahora, que he de tener a mi mano un fusil
y que he de estar despierto para espantar plegarias, lágrimas y ruegos,
Promesas, amuletos, milagros y oraciones,
Porque no soy un santo ni estoy muerto”.

Ahora, volviendo a Colombia, El Tiempo.com recordó hoy el tercer aniversario de la muerte del comandante Jorge Briceño publicando un pasquín  de una mujer llamada Juanita Vélez Falla. No sabemos quién es, pero lo esencial aquí es el papel de este periódico reaccionario; JV Falla es solamente un instrumento utilizado para hacer labores sucias como podría ser la de untar de estiércol la imagen heroica y abnegada de un revolucionario.

La escena del entierro, que se describe tratando de dibujar un ambiente sórdido, parece pasar por alto que de quien se está hablando es de un ser humano querido por muchos, que merece respeto como cualquier otro en el mundo. Pero no, no es inadvertencia, es perfidia lo que hay de principio a fin en el texto publicado.

En la diatriba de El Tiempo, desde la alusión al whisky, a los caballos de paso fino, la afición a las camionetas 4x4, la ropa que no pudieron ponerle, las amenazas al abogado..., hasta la construcción de hipótesis y dudas sobre si es o no es, o si está o no está donde dicen que está,  se advierte la manipulación mañosa y perversa de cada palabra, tendiente a indicar que Jorge era no un ser que entregó su vida con sacrificios, abnegación y valentía a la lucha por los pobres de Colombia, sino una especie de buena vida odiado por todos, dedicado a la juerga y al boato, cuya historia no posee ningún atributo de veneración, porque pertenece al “museo del horror”.

Ciertamente millares y millares de personas que hoy quisiéramos rendirle homenaje visitando su tumba, llevándole flores y salvas de fusiles, no podemos hacerlo como lo podría hacer frente a otra tumba cualquiera, “un domingo cualquiera”, una persona cualquiera, sencillamente porque existe un Estado terrorista que persigue y asesina a sus opositores políticos. Nadie en Colombia podría decir públicamente que comparte o simpatiza con las ideas o el ejemplo de un insurgente como el Mono Jojoy, un inolvidable héroe popular, que enfrentó hasta su muerte las infamias y los oprobios de las castas que nos gobiernan. Correría el riesgo de ser acribillado.

Así son las cosas, sabemos bien del carácter ruin de nuestros enemigos, y de sus adláteres. Por eso, no nos quejamos, no queremos compasión ni deseamos la clemencia de victimarios sanguinarios, crueles, perversos, que ahora desde el Estado pretenden erigirse en juez y parte del conflicto, exigiéndonos que imploremos perdón por habernos alzado en armas contra la injusticia. No.

No queremos conmiseración ni palabras suaves de quienes sabemos bien que nos odian porque odian nuestra causa de acabar con los privilegios de las oligarquías para favorecer a los desarraigados y oprimidos, como era el sueño del Comandante Jorge Briceño.

Nos basta y nos sobra el amor de aquellos que son ignorados por quienes escriben tarifados para los pasquines de los de arriba.

Nos basta y nos sobra  el amor clandestino que abraza nuestra causa y a nuestros muertos desde cada rincón de la patria encendida por la inconformidad que despierta el régimen terror que nos gobierna.

Ya lo hemos dicho, “en el tumulto del amor encuentran el retorno nuestros muertos: un sepulcro de luna, un sarcófago de estrellas, un ara de ternura en el panteón del corazón y en la montaña, se eleva para cada combatiente que parte tras la luz de la utopía.

En lo extenso de los cielos, en la dimensión del día, en el socavó de la noche y en las cavernas de las sombras, aún ante las garras de la muerte, ante la evidencia del estruendo aleve, innúmeros serán los días de la evocación para los nuestros, en su larga marcha admirable hacia los intersticios del origen, hacia el regazo de la memoria, hacia las radículas del agua…; para elevarse cónsonos en las espigas del viento, o estirarse en la historia, aferrados a los largos dedos del destino con un haz de tempestades en el alma y un escudo de luna y hojalatas de niebla, y más coros de balas, de pájaros y bestias…; más coros de lianas, de robles y de insectos, agitando las brasas encendidas del rojo deseo de la leyenda guerrillera”.

No necesitamos un “descansa  en paz”, ni lo queremos, porque hasta después de la vida, el verdadero revolucionario, con su ejemplo y su memoria, continúa combatiendo.

Comandante Jorge Briceño, hasta la victoria siempre.
¡Hemos jurado vencer y venceremos!