Por: Dax Toscano Segovia
Las declaraciones hechas por usted,
compañero Rafael Correa, el pasado sábado 17 de agosto de 2013, en las
que señala que la lucha de las FARC-EP “perdió sentido”, no pueden ser
sino el producto de una reacción emocional suya ante la lamentable
muerte del soldado ecuatoriano Diego Armando Maldonado Gómez, en un
enfrentamiento militar presumiblemente con guerrilleros de la
insurgencia colombiana.
Usted demuestra, compañero Rafael Correa, tener un profundo sentido humano, al expresar su dolor ante la muerte de un compatriota. Eso lo enaltece, porque usted no actúa con la hipocresía propia de los oligarcas que, solo con fines propagandísticos, fingen pena por la muerte de soldados a los que mandan a combatir para que defiendan no los intereses patrios, sino los intereses económicos de los millonarios capitalistas, criollos y extranjeros.
A usted, compañero Rafael Correa, le duele en verdad la muerte, a diferencia de Uribe que se deleita con ella o de los guerreristas a quienes importa poco o nada el fallecimiento de soldados y, mucho menos de guerrilleros y campesinos colombianos o ecuatorianos. Son los azuzadores de la violencia, como el señor Juan Carlos Pinzón, “ministro de la guerra” colombiano, quienes desde las altas esferas del Estado oligárquico, incitan al derramamiento de sangre.
Sin embargo de todo esto, compañero Rafael Correa, es necesario que usted tenga cuidado cuando desde su sentir como ser humano haga declaraciones públicas que las hace no solamente como Rafael Correa, sino como Jefe del Estado ecuatoriano. Y esto, compañero, por varias razones.
Una de ellas es que usted es tan respetable y su imagen tan reconocida por los pueblos debido a su valentía y su lucha por la unidad latinoamericana, por su posición clara frente al imperialismo yanqui, que sus palabras, como dicen los venezolanos, pueden calar de tal manera en las personas que lo escuchan, que no quede margen para pensar que usted puede haberse equivocado.
Haber dicho que la lucha de las FARC-EP “perdió sentido”, querido compañero, en una situación como la que vive Colombia, sobre todo en circunstancias en las cuales se lleva a cabo un proceso de diálogo para alcanzar la paz entre el gobierno colombiano y la insurgencia, no solo que es desacertado, sino imprudente, porque de esa manera, lo que usted está haciendo compañero, es deslegitimar la lucha justa del pueblo colombiano y sus organizaciones revolucionarias la misma que la llevan desde hace más de cincuenta años contra la oligarquía santanderista y el imperialismo.
Lo importante compañero es explicar con paciencia, como decía Lenin, al pueblo, que de pendejo no tiene nada, las causas, las razones, las circunstancias en que se producen determinados acontecimientos, por más dolorosos que sean. Y, con todo respeto, compañero Rafael Correa, considero que usted, como un líder de izquierda, un luchador social que es, debería contribuir a explicar a las y los ecuatorianos la realidad que viven pueblos hermanos de la región y las razones de su lucha. Eso contribuye al combate contra nuestros enemigos comunes.
La estigmatización de la lucha social es muy peligrosa compañero Rafael Correa. Eso lo hacen los enemigos de los pueblos que presentan como terroristas a quienes luchan por la justicia social, mientras califican de “héroes” a quienes lo oprimen. Puede ser que existan hechos con los cuales no estemos de acuerdo, por supuesto. Pero jamás podemos convertirnos en jueces que condenan la lucha social y a las organizaciones en armas o no, que, junto a los pueblos que las sustentan, combaten por un mundo mejor.
Al mismo tiempo, compañero Rafael Correa, esa descalificación de la lucha revolucionaria solo sirve para que la oligarquía y el imperialismo utilicen sus palabras para atacar con más virulencia a los movimientos revolucionarios.
Un revolucionario, compañero Rafael Correa, jamás puede utilizar las armas de los enemigos para atacar a una organización hermana y mucho menos emplear el discurso del opresor contra fuerza revolucionaria alguna.
Uribe, el “paraquito”, como usted lo llamó, es el que dice que las FARC-EP no tienen ideales, que su lucha no tiene sentido. Dese cuenta, compañero Rafael Correa, como usted utilizó el mismo discurso de Uribe. ¿No cree que ese fue un error?
Por otro lado, compañero Rafael Correa, si usted reflexiona sobre sus palabras, debería analizar si realmente tienen algo que ver con la realidad. Tomemos en cuenta algunas cosas:
En Colombia existen más de 30 millones de pobres y de ellos, 10 millones son indigentes. ¿No tiene sentido luchar contra esa situación de hambre y de miseria?
En Colombia, el Estado oligárquico y mafioso, a través de sus fuerzas militares y paramilitares asesina campesinos, docentes, estudiantes, sindicalistas. ¿No tiene sentido la lucha contra ese régimen criminal?
Los campesinos colombianos han sido despojados de sus tierras por el accionar paramilitar para beneficiar a los grandes ganaderos y latifundistas. Hoy, esos grupos, se oponen a la restitución de tierras o, en su defecto, quieren legalizar el despojo a través de un marco jurídico que les beneficie. Las multinacionales capitalistas también están detrás de ello. ¿Luchar contra esto no tiene sentido?
Un gran paro nacional ha estremecido las bases del actual régimen colombiano, cuya única respuesta ha sido la militarización del país y la represión brutal. ¿No tiene sentido, compañero Rafael Correa, que el pueblo colombiano se levante contra los tratados de libre comercio, contra las políticas neoliberales de las cuales usted ha sido el principal opositor?
Decir que no tiene sentido esa lucha, compañero Rafael Correa, sería negar el sentido de su propia lucha.
Pero no olvide además, compañero Rafael Correa, que las FARC-EP no son las causantes de la violencia en Colombia. Recuerde que fue la United Fruit Company la que asesinó a dirigentes campesinos y obreros en la década de 1920, que fue la oligarquía colombiana la que asesino a Jorge Eliécer Gaitán y, recuerde usted, que el paramilitarismo es un engendro del Estado colombiano, el imperialismo yanqui, con apoyo israelí y, claro está, de la oligarquía santanderista.
A lo largo de 50 años, las FARC-EP han luchado por la paz. Desarmarse sería un suicidio, compañero Rafael Correa. Usted conoce la historia y no debe haber olvidado el genocidio perpetrado contra la Unión Patriótica por parte del Estado colombiano.
Compañero Rafael Correa, es necesario también indicarle a usted que las FARC-EP han sido claras en estos diálogos de paz y han expresado su voluntad de llegar al fin del conflicto. Incluso han planteado el cese de hostilidades y enfrentamientos, a lo cual se ha opuesto el gobierno colombiano.
Por otro lado, hay que tener mucho cuidado compañero Rafael Correa, porque la oligarquía siempre es tramposa. Mire como una vez acontecido el lamentable suceso de la muerte del soldado ecuatoriano en la zona de frontera, el gobierno colombiano expresó que “ayudará” al ejército ecuatoriano. ¡Cuidado! La oligarquía santanderista quiere que el ejército ecuatoriano siga actuando de yunque contra la insurgencia colombiana y, de esta manera, involucrarla directamente en el conflicto.
Compañero Rafael Correa, es importante que usted revise bien, como Comandante de las Fuerzas Armadas del Ecuador, el papel que está cumpliendo el ejército en la frontera, trabajando en conjunto con el ejército colombiano e incluso con asesoramiento gringo.
Compañero, con todo respeto, ya que estamos hablando de esto, sería importante que de una vez por todas se revise la doctrina militar del ejército ecuatoriano y se convierta en una fuerza bolivariana, que rompa todo lazo con el imperialismo yanqui. Usted mismo ha sido claro que ya es hora de terminar con el asesoramiento y entrenamiento gringo a los soldados ecuatorianos, muchos de los cuales se formaron y continúan asistiendo a la Escuela de las Américas hoy conocida como Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad.
Pero además, recuerde usted, compañero Rafael Correa, que el gobierno colombiano tiene bases gringas en su territorio y que ha solicitado formar parte de la alianza criminal de la OTAN. Y si esto fuera poco, recuerde que el gobierno de Colombia, para atacar la unidad latinoamericana es uno de los países miembros de la Alianza del Pacífico, creada para imponer los tratados de libre comercio y posibilitar la penetración gringa en Latinoamérica y así acabar con la UNASUR, la ALBA y la CELAC.
Son algunas reflexiones que surgen, compañero Rafael Correa, a propósito de sus declaraciones.
De todas maneras y pese a discrepar con altura con usted, compañero Rafael Correa, desde las FARC-EP, mientras usted continúe la lucha en defensa de los pueblos, pese a las diferencias que puedan existir, siempre habrá un cariño especial.
Patria Grande, 22 de agosto de 2013
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