La Habana es una
ciudad mágica, donde se conjugan pasiones, sentimientos y emociones que hacen
que quien la visite termine extasiado por la belleza de su gente, de su entorno,
de sus estructuras y del mundo que dentro de ellas se teje y que cada persona
que está ahí, de pasada o en forma permanente, aunque esa permanencia pueda ser
pasajera, las viva con pasión.
Maravillosa La
Habana, capital de un país que enfrenta muchas dificultades producto del
criminal bloqueo económico impuesto por el imperialismo yanqui, así como de sus
contradicciones internas que deben ser superadas para consolidar el socialismo
en esta región del Caribe.
Este faro, que
todavía ilumina a los pueblos del mundo, no puede apagarse. Y mucho menos puede
desvanecerse la solidaridad que ha caracterizado a la Cuba de Fidel con la
lucha de los pueblos.
Es precisamente esa
solidaridad militante la que ha hecho posible que en La Habana puedan reunirse,
con total seguridad para su integridad física, situación que no podría darse en
otro lugar de América Latina, mucho menos en la propia Colombia, las y los
comandantes de las FARC-EP, quienes se han trasladado desde las montañas y la
selva de su país a la tierra de José Martí, con el objetivo fundamental de
alcanzar la paz para Colombia.
El lunes 19 de
noviembre de 2012, a las siete de la mañana, recibo una llamada especial.
Saludos afectuosos por parte de los comandantes Rodrigo Granda, Iván Márquez y
Jesús Santrich. Sin poses de ninguna naturaleza, característica de los
politiqueros del establishment, los comandantes farianos expresan su aprecio
sincero por quienes contribuyen, de una u otra forma, por la construcción de la
Colombia Nueva.
Comandantes Jesús Santrich, Iván Márquez y Ricardo Tellez. Foto Dax Toscano |
El encuentro,
celebrado dos días después, fue muy grato, cargado de emociones especiales al
poder compartir con las y los hermanos guerrilleros de las FARC-EP. Un abrazo
fuerte con Iván Márquez y Jesús Santrich.
Con Tanja saludamos
a la distancia, puesto que en ese momento la guerrillerada esta atenta a una
conferencia sobre la problemática del capitalismo a nivel mundial.
Las y los
guerrilleros de las FARC-EP, no pierden un solo segundo del tiempo necesario
para el propósito trazado en este nuevo combate por la paz.
Trabajo, estudio,
debates, diálogos sobre los problemas mundiales y, claro está, de Colombia.
Más tarde una cena
sabrosa. Tengo el honor de saludar a Sandra, esa gran mujer y revolucionaria,
compañera de Manuel Marulanda.
Luego una
conversación placentera acompañada de tangos, de música de Julio Jaramillo y de
canciones compuestas por Iván y Santrich.
Ningún tema escapa
al ojo crítico y sagaz de los comandantes guerrilleros. La política
internacional, el tema ecológico, el problema agrario y la necesidad de
actualizar el programa de las FARC-EP en este tema, la urgencia de sacar una
historia de la insurgencia fariana “no oficial”, el papel de los medios de
comunicación, son los temas de los cuales se habla, todo ello acompañado de
buen humor.
En el tema
ecológico no se deben hacer concesiones, dice Santrich. Más importante es el
río, el agua cristalina del río Ranchería, en la Guajira, que la búsqueda de
carbón que significaría la destrucción del entorno natural, dice el comandante
fariano.
La lógica del capitalismo
es destructiva, no le importa ni la naturaleza, ni el ser humano.
Iván Márquez ve con
optimismo el proceso de diálogo, aunque por parte de la oligarquía, según las
declaraciones que han sido publicadas en los medios, se evidencie mezquindad.
Pese a todo, en
este nuevo escenario, las FARC-EP crecen y se perfeccionan. Como en el combate
militar, cuando en otros tiempos el general Mora Rangel llevó adelante una
guerra dura contra la insurgencia y los combatientes farianos demostraron
capacidad de acción y respuesta al enemigo, hoy, en el campo de la diplomacia,
los obstáculos que aparecen hacen que la guerrilla tome adecuadamente las
tácticas para lograr la estrategia final.
El “bien supremo”,
dice Jesús Santrich, parafraseando a Bolívar, es la paz para el pueblo
colombiano. Y sobre ese objetivo se trabaja día a día, muchas veces sin dormir,
lo cual, en definitiva, no es mayor sacrificio, si se piensa que de estos
diálogos con el gobierno colombiano puede encontrarse una salida política al
conflicto que se vive desde hace ya cincuenta años.
Para las FARC-EP,
frente a la opción guerrerista, no hay otra distinta y urgente que la de la paz.
Los hombres van en
dos bandos, decía José Martí: los que aman y fundan, y los que odian y
deshacen.
A diferencia del ministro
de Defensa de Colombia, Juan Carlos Pinzón o de los paracolumnistas como
Alfredo Rangel, defensores de la criminal doctrina de Seguridad Democrática del
narcoparamilitar de Uribe, los mismos que han expuesto públicamente sus deseos
de que la búsqueda de la paz fracase, las FARC-EP han actuado con honestidad
manifiesta.
Fue Alfonso Cano
quien buscó permanentemente la paz. ¿Cuál fue la respuesta del gobierno
colombiano? El cerco militar, la persecución y el asesinato.
El aparato
tecnológico militar y de inteligencia estadounidense e israelí, está puesto al
servicio de las Fuerzas Armadas y la Policía colombiana para destruir a la
insurgencia revolucionaria. No escatiman absolutamente nada. Microchips
colocados en laptops, en aparatos de radio, de comunicación y hasta en las
bolsas de arroz para detectar los campamentos guerrilleros y bombardearlos. La
guerra la quieren ganar de esa manera y no con el combate directo. Pese a esto,
la guerrilla también ha desarrollado su propio armamento y con sus armas de
combate, hasta un avión Super Tucano pudieron derribar en el cerro de Jambaló,
el pasado mes de julio de 2012.
Así como en la
guerra, en el campo político la oligarquía quiere bombardear a la insurgencia,
para así frustrar el diálogo. En base a engaños, a trampas, a ocultamientos de
la realidad y a imposiciones, quieren derrotar a las FARC-EP y aislarla de su
pueblo y las organizaciones sociales.
Ahora, cada paso en
la búsqueda de la paz para Colombia lo quieren boicotear los guerreristas.
En cada declaración
pública, la delegación del gobierno colombiano se empeña en poner obstáculos,
demostrando su ruindad.
En la mentalidad
burocrática y en el accionar frío y calculador, propio de los tecnócratas
burgueses, quieren imponer sus formalidades absurdas al desarrollo del proceso.
Son los tecnicismos propios de las escuelas de negociadores y empresarios
burgueses.
Las FARC-EP tienen
como única “formalidad” el sentarse hablar en la mesa de diálogo con la verdad,
con honestidad, frente a frente, dice Iván Márquez, mientras desde el lado
contrario por las voces de la gran prensa se nota que solamente buscan la
manera en que la guerrilla cumpla protocolos de banquetes, se comporten “políticamente
correcto” y guarden silencio para que el pueblo y el mundo entero no conozca lo
que está sucediendo realmente alrededor de las conversaciones.
En los diálogos, el
pueblo no cabe para los representantes de la oligarquía. Son prepotentes. No se dan cuenta que las
FARC-EP son parte del pueblo, porque de él surgieron y a él se deben. Por ello
estarán donde el pueblo esté, porque nadie puede imponerles lo contrario.
Que no tal cosa,
que no tal otra, ha dicho públicamente la delegación gubernamental desde la
memorable jornada de Oslo. Bueno, y entonces ¿de que quieren hablar con los
delegados de paz de las FARC-EP?
Infinidad de cercos
han puesto al diálogo, que ellos consideran negociación en su mentalidad
mercantil.
Se ha solicitado la
presencia de Simón Trinidad haciendo parte de la Delegación de Paz de las FARC,
pero por ninguna parte se ve que el gobierno contribuya a ese propósito
emitiendo una petición formal al gobierno de Estados Unidos para que se
posibilite la libertad del combatiente bolivariano. Así es la oligarquía
santanderista.
Con sus rostros de
piedra, los delegados del gobierno van en busca de la rendición.
La guerrilla va en
busca de la paz, con rostros de amor, de felicidad y alegría. Sin vocerías
individuales, sino con una sola voz, la del colectivo fariano compuesto por
hombres y mujeres.
La alegría es otra
de las divisas de las FARC-EP. Jodedores, “mamadores de gallo” como
dicen, jamás mentirosos, cobardes o traidores con el pueblo son los comandantes
farianos.
Hay felicidad en
las filas de las FARC-EP. Felicidad que la irradian los delegados de paz del
pueblo. Para ellos esto no es más que un paso fundamental para conseguir ese
bien supremo para Colombia, que es la justicia social y, por ende, la paz con
dignidad.
No hay condiciones
que se puedan imponer a la delegación fariana, que afecten su soberanía
política. La insurgencia ha expresado desde un primer momento que el pueblo
colombiano debe estar presente en los diálogos como uno de los actores
políticos fundamentales, y las FARC-EP no se someterán a condicionamientos del
gobierno de Santos que obstaculicen el contacto con las organizaciones populares.
Así lo han
expresado Iván Márquez y Jesús Santrich, no solo en declaraciones formales,
sino en otros diálogos marcados por la camaradería, la sinceridad y la vitalidad.
Es que ellos son
así. La distinción es la distensión, lo cual no es, por supuesto,
despreocupación. Es la mezcla del humor, de la alegría con la seriedad en el
trabajo.
Son los
guerrilleros de las FARC-EP, humanos en el pleno sentido de la palabra. Gozan
de la música de distintos autores y géneros, y también componen letras con
mensajes profundos sobre la historia de Colombia. Poetas también lo son.
Estudiosos de los diversos problemas internacionales, de la economía
capitalista, de la política imperialista, etc. Nada se escapa dentro de esta
guerra de movimientos. Y, claro está, comparten gozos.
Metidos en sus camisas
de marca, en sus trajes “Giorgio Armani”, los delegados del gobierno acuden en
marcha presurosa a la sala de sesiones.
Con camisa suelta,
sin dejar de ser formales y, porque no, también elegantes, los guerrilleros y
guerrilleras se hacen presentes junto a la silueta rebelde de Simón Trinidad en
el escenario del diálogo. Las mujeres farianas están siempre ahí, bellas,
inteligentes y aguerridas, lo cual incomoda a los machistas burgueses. Tanja,
Alexandra, los tiene turbados.
Alexandra Nariño, internacionalista revolucionaria, guerrillera fariana |
Para estos
oligarcas maniquíes, la alegría es el show y la falta de seriedad. Para las
FARC-EP, la alegría es la paz, y la seriedad la solución de las causas del
conflicto colombiano. El secretismo es la mentira al pueblo, para las FARC-EP
el hablar públicamente a través de sus comunicados certeros y precisos, es no
ocultarle nada al pueblo.
Las FARC-EP han marcado
su rumbo. Están decididas a no levantarse de la mesa de diálogo. Y saben que
eso debe garantizarse, incluso, con la aplicación de las normas del derecho
internacional que exige que las partes de un conflicto, por razones
humanitarias, lleguen a una solución definitiva para evitarle sufrimiento al
pueblo.
La música es otro
fusil, dice el Comandante Jesús Santrich, quien se deleita tocando una melodía
con la flauta trasversa y otra más con la armónica. Santrich irradia felicidad,
mira con el corazón y ve la realidad con mayor claridad que aquellos que solo
la observan a través del odio y el mero interés.
El ambiente en la
delegación fariana es de camaradería, de unidad y de construcción de
pensamiento, porque, muy lejos de las poses de los intelectuales de cafetín, en
el grupo de guerrilleras y guerrilleros que están en Cuba, la cultura y la
política son vitales, si bien, las cosas mundanas que los hacen seres de esta
tierra, están también presentes y son tratadas con picardía y sabiduría.
Seres con pasiones
y sentimientos, profundamente humanos, solidarios, consecuentes en sus
principios en defensa de la humanidad. El egoísmo no existe en los camaradas de
las FARC-EP, que buscan que el encuentro sea agradable para el compañero de
lucha.
En estos días llegó
el general Óscar Naranjo a Cuba. El mismo de la sonrisa macabra cuando
asesinaron al comandante Raúl Reyes en Angostura. El “mejor policía” del mundo,
dicen los propagandistas de la oligarquía colombiana y sus instituciones
represivas. El policía narco.
Así son ellos. Muy
hijueputa es la oligarquía, diría Julián Conrado.
Las FARC-EP se
caracterizan además por su internacionalismo revolucionario. Duele lo que hacen
con Palestina, dicen los comandantes farianos.
Entre una copa de
vino y una cerveza Bucanero la conversación fluye con Iván Márquez y Jesús
Santrich. Se aprende mucho, hay conocimientos amplios. Nada está improvisado. Y
la defensa del pueblo está en primer plano. Pero además, la unidad entre estos
dos camaradas de lucha es ejemplo de la fortaleza que da la identificación con
las causas del pueblo entre personas que se han trazado como objetivo común la
construcción de una sociedad más justa y más humana. Me recuerdan a Bolívar y
Sucre, Marx y Engels, a Fidel y el Che.
Otra virtud al
interior de las FARC-EP es la camaradería y la posibilidad de ejercer el
derecho a pensar y dialogar entre ellos, con sus diversas visiones, pero sin
romper la unidad de acción. Sectarismos entre ellos, no caben.
Iván y Santrich,
poetas y comandantes guerrilleros, amigos y camaradas, abren las puertas de su
casa, la casa donde la paz se diseña con delectación de artista, para que sea
el pueblo quien la pula, porque solo con él podrá realmente concretarse eso que
una vez más hay que resaltar, es el bien supremo para el pueblo
colombiano.
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