domingo, 17 de enero de 2010

Cuba, Rosa Luxemburgo y las gallinas, por Manuel David Orrio




La Habana,10/01/14.- Casi medianoche en La Habana, y este periodista aporrea el teclado mientras se pregunta si en este 15 de enero del 2010 la prensa criolla accesible al cubano de a pie publicará un enfoque integral acerca del pensamiento de Rosa Luxemburgo, cuyo 91 aniversario de asesinada se conmemora ese día.
Nada gratuita, la interrogante. Una simple búsqueda por las páginas digitales de Cuba que abordan la personalidad y el pensamiento de la comunista polaco-germana, incluído un importante discurso de Ricardo Alarcón, parecen mostrar como tendencia la que señaló Aurelio Alonso en una exposición titulada “Rosa Luxemburgo: una mujer demasiado revolucionaria” (1)
Según Alonso, la gran luchadora por los oprimidos sufrió a lo largo de décadas algo parecido a un “tapado político”, un deliberado intento de ocultar la explosiva integralidad de su pensamiento. Para el investigador cubano, Luxemburgo “resulta demasiado coherente como revolucionaria para ser vindicada por la marxología y demasiado hereje para ser vindicada por el marxismo que se oficializó (o sea, el stalinismo y sus derivados, acota este periodista). Aunque también demasiado relevante como revolucionaria para haber quedado fuera de la historia escrita”. (2) Más claro, ni el agua: “No fue desaparecida como fueron desaparecidas muchas de las figuras notables de los primeros años de la revolución bolchevique, de la construcción del socialismo en la URSS. No fue borrada, pero sí ‘tapada’, tapada con dos frases: la primera, para reconocer que es una gran revolucionaria alemana de principios de siglo (XX), junto a Carlos Liebknecht, y la segunda, para recordar que polemizó con Lenin desde posiciones erróneas” (3).
No es momento de iniciar una discusión bizantina a propósito de si en esas polémicas tuvo razón Lenin, desde la praxis de hacer una revolución como la de Octubre, o Rosa, ojo de águila que vio los peligros emboscados a lo largo del camino bolchevique. A fín de cuentas, la implacable Historia dio la razón a ambos: a Lenin, por crear revolucionariamente el primer Estado de obreros y campesinos del planeta; a Rosa, por señalar en unas cuantas palabras lo que al fín y al cabo dio al traste con el llamado socialismo real, con una forma de organización política en la cual socialismo y democracia no fueron alas del mismo pájaro. Demostrado está que el capitalismo puede reproducirse sin democracia; pero, de seguir a Rosa Luxemburgo, no menos demostrado está que socialismo sin democracia es imposible.
La perra, la maestra vida, parece haber dado la razón a Rosa, cuando afirmó: “Una cosa es segura, incontestable, sin una prensa libre y sin trabas, sin la libertad de reunión y asociación, la dominación de las amplias capas populares es imposible...la libertad sólo para los partidarios del gobierno, sólo para los miembros de un partido – no importa cuán numerosos sean – no es la libertad. La libertad es siempre la libertad para el que piensa de manera distinta…La práctica del socialismo exige un cambio completo en el espíritu de las masas aplastadas por siglos de dominación de la clase burguesa… Sin elecciones generales, sin libertad de prensa y de reunión ilimitadas, sin una lucha de opiniones libre, la vida se mengua en todas las instituciones públicas, vegeta, y la burocracia queda como el único elemento activo…la tarea histórica del proletariado cuando toma el poder es la de sustituir la democracia burguesa por la democracia socialista, y no la de suprimir toda democracia”. (4)
Y esa democracia socialista, a la cual Rosa no vaciló en llamar dictadura del proletariado… “tiene que ser la obra de la clase y no de una pequeña minoría que dirige en nombre de la clase; es decir, ella debe ser la expresión leal y progresiva de la participación activa de las masas, ella debe sufrir constantemente su influencia directa, estar bajo control de la opinión pública en su conjunto, manifestar la educación política consciente de las masas populares.” (5)
Nunca en mi vida he podido leer tales párrafos en un periódico cubano, cuando de contar de Rosa Luxemburgo se trata. Entretanto, un andaluz defensor de Cuba me pregunta por correo electrónico si es verdad lo que el contrarrevolucionario y doble agente por conveniencias Elizardo Sánchez Santacruz declaró a Reuters el 14: 24 pacientes muertos de hipotermia en el Hospital Psiquiátrico de La Habana, a causa de las bajas temperaturas habidas en la zona donde radica esa institución (6). Acudo a mis contactos, y un médico que labora en ese hospital menciona la cifra de 28, fallecidos a lo largo del mes por hipotermia y causas respiratorias, no obstante mejoras diversas en la atención a los pacientes. Siento a mis espaldas el hálito de Rosa, cual orden de ser consecuente con las palabras que acabo de citar, y me pregunto si la prensa criolla reportará lo que realmente acontece en el llamado Mazorra.
Rosa, la hereje Rosa que murió asesinada por la derecha alemana, pero ya se sabe que con la complicidad de la socialdemocracia del país donde lidereó una revolución, invita a muchas preguntas cuando del futuro del socialismo en Cuba se trata. Desde luego, no caben dudas de que en la tierra de José Martí existen quienes continúan el juego de “tapar” a Rosa, de ocultar la integralidad de su pensamiento, donde queda claro que, para ella, la democracia lograda en el capitalismo es incompleta, y toca al socialismo completarla como valor en sí mismo. Completarla, no eliminarla o coartarla. Y, en ese aspecto, desde los albores del siglo XX, la Rosa asesinada y el agonizante Lenin se dan la mano. Baste consultar los últimos escritos de éste, cuando con indudable horror vio la naturaleza del Estado burocrático y del Partido no menos burocrático que ya le aporreaban la puerta.
Pienso en ésos que también en Cuba intentan “tapar” a Rosa y, como Lenin en su momento, afirmo: “Rosa es un águila, y sus críticos son como las gallinas” (7).
Notas:
1) Aurelio Alonso Tejada. Rosa Luxemburgo: una mujer demasiado revolucionaria. Exposición realizada en el Encuentro Internacional Rosa Luxemburgo y los problemas contemporáneos, que tuvo lugar en La Habana los días 11 y 12 de febrero de 1999. Consultable en Rosa Luxemburgo: una rosa roja para el siglo XXI. Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Juan Marinello. La Habana, 2001.
2)Ibídem. Pág. 164.
3)Ibídem. Pág. 163
4)Ibídem. Pág. 166-167.
5)Ibídem. Pág.167..
6)http://lta.reuters.com/article/domesticNews/idLTASIE60D1F520100114
7)Fernando Martínez Heredia. Socialismo y Democracia: una larga historia. Exposición realizada en el Encuentro Internacional Rosa Luxemburgo y los problemas contemporáneos, que tuvo lugar en La Habana los días 11 y 12 de febrero de 1999. Consultable en Rosa Luxemburgo: una rosa roja para el siglo XXI. Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Juan Marinello. La Habana, 2001. Pág. 150..

No hay comentarios:

Publicar un comentario